De aquí la importancia del proyecto de investigación que en años recientes ha llevado a cabo la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH en El Cajón, Nayarit. Este proyecto, que tuvo su origen en la construcción de una presa hidroeléctrica, contribuyó notablemente al conocimiento del pasado cultural de la región. Destacan especialmente los trabajos realizados en el sitio La Playa, ubicado en la margen derecha del río Grande de Santiago, donde se excavaron múltiples tumbas de tiro con sus respectivos entierros y ofrendas.
Las piezas más numerosas excavadas en La Playa son las de los guerreros. Sus representaciones en Nayarit poseen un estilo propio: tienen, respecto de otros sitios mesoamericanos, distintos rasgos faciales, cuerpo más robusto, otra decoración y pintura corporal. Como ya apuntamos, los guerreros de barro estuvieron sepultados en esas tumbas de tiro alrededor de dos mil años. Les servían a los muertos de fieles guardianes en su camino al más allá. En la actualidad, estas esculturas del arte funerario nayarita nos sugieren la apariencia real de los guerreros prehispánicos de la zona, nos permiten reconstruir en parte su imagen. Sin embargo, esas esculturas de arcilla no son el único testimonio que conservamos de ellos. Estamos convencidos de que esta herencia ancestral aún no ha desaparecido ni se encuentra tan lejana como suele suponerse
Tomado de Raúl Barrera Rodríguez y Anna Kraczkowska, “Guerreros de Nayarit. Testimonios de una herencia ancestral”, Arqueología Mexicana, núm. 95, pp. 22-29.