Hormigas

Enrique Vela

Cada biotopo tiene sus propias especies de hormigas pertenecientes a géneros y aun familias diferentes que sólo los especialistas pueden conocer con precisión. Las hay negras de apenas 2 mm de longitud, otras un poco mayores; las hay rojas opacas y brillantes, de varios tamaños y otras más que presentan rasgos especiales. La mayoría de los idiomas nativos tiene dos raíces distintas para designar dos “clases” de hormigas (en náhuatl son ázcatl y tzícatl, en otomí xãjï y etsi, por ejemplo), pero hay gran variación incluso en diferentes lugares donde se habla una misma lengua, acerca de los caracteres de cada “clase”; los nombres de otros tipos de hormigas se forman con estas raíces y calificativos, aunque algunos idiomas pueden tener uno o dos nombres más.

Muy características de las tierras frías son unas hormigas pequeñitas y negras (Limetopum apiculatum) cuyas abundantes larvas blancas se comen, por lo que los antiguos mexicanos las llamaban azcamolli, “guisado de hormiga”, nombre que ha pasado al español rural del altiplano como escamoles, para cuyo consumo todavía se abren los hormigueros que las producen.

Convertido en hormiga, Quetzalcóatl roba el maíz para los hombres

“Han nacido los vasallos de los dioses”. Por cuanto hicieron penitencia sobre nosotros. Otra vez dijeron: “¿Qué comerán, oh dioses? Ya todos buscan el alimento”. Luego fue la hormiga a coger el maíz desgranado dentro del Tonacatépetl (cerro de las mieses). Encontró Quetzalcóhuatl a la hormiga y le dijo: “Dime adónde fuiste a cogerlo”. Muchas veces le pregunta; pero no quiere decirlo. Luego le dice que allá (señalando el lugar); y la acompañó. Quetzalcóhuatl se volvió hormiga negra, la acompañó, y entraron y lo acarrearon ambos: esto es, Quetzalcóhuatl acompañó a la hormiga colorada hasta el depósito, arregló el maíz y en seguida lo llevó a Tamoanchan. Lo mascaron los dioses y lo pusieron en nuestra boca para robustecernos.

Después dijeron: “Qué haremos del Tonacatépetl?”. Fue solo Quetzalcóhuatl, lo ató con cordeles y lo quiso llevar a cuestas, pero no lo alzó. A continuación Oxomoco echó suertes con maíz; también agoró Cipactónal, la mujer de Oxomoco. Porque Cipactónal es mujer. Luego dijeron Oxomoco y Cipactónal que solamente Nanáhuatl (el buboso) desgranaría a palos el Tonacatépetl, porque lo habían adivinado. Se apercibió a los tlaloque (dioses de la lluvia), los tlaloque azules, los tlaloque blancos, los tlaloque amarillos y los tlaloque rojos; y Nanáhuatl desgranó el maíz a palos. Luego es arrebatado por los tlaloque el alimento: el blanco, el negro, el amarillo, el maíz colorado, el frijol, los bledos, la chía, el michihuauhtli (especie de bledos); todo el alimento fue arrebatado.

Leyenda de los Soles

 

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.

 

Vela, Enrique (editor), “Hormigas”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 18-27.