Vistas de antiguos monumentos mayas Litografías de Frederick Catherwood, 1839-1841. Lámina I. Ídolo, en Copán (Litógrafo A. Picken)
Habiendo ya descrito en términos generales a la ciudad en ruinas de Copán en la introducción, aquí sólo es necesario abundar en más detalle respecto a las estatuas monolíticas, o ídolos, que constituyen su rasgo característico. La lámina ofrece una vista frontal de una de las más perfectas piezas de entre un grupo de once. Cuando originalmente fueron descubiertas, estaban profundamente ocultas entre los árboles tropicales, y fue con no poca dificultad que se logró abrir un claro suficiente para permitir su dibujo. El ídolo está esculpido en un solo bloque de caliza compacta, que mide 3.6 m de alto y 1.03 m por lado, y se levanta sobre un pedestal de 1.82 m por lado.
Está rodeado por un círculo o reborde de piedra que alcanza 5.06 m de diámetro exterior. Frente a él, a una distancia de 2.47 m, yace una piedra sacrificial, o altar, pero no se incluye en la ilustración pues hubiera tapado la parte inferior de la figura. Está colocada diagonalmente hacia el ídolo, y tiene 2.13 m de punta a punta. Dados los profundos surcos, o canales, en todos los altares, es muy probable que éstos fueran usados para inmolar víctimas humanas.
El ídolo, visto de frente, representa a una mujer de edad media, con los brazos curiosamente levantados y doblados ante ella; las muñecas están adornadas con brazaletes de cuentas, y el cuello profusamente cubierto con collares; a cada lado de la cabeza desciende un mechón de cabello; las orejas son grandes, de forma no natural, y van decoradas con pendientes; inmediatamente sobre la frente aparece una hilera de cuentas adherida al cabello.
No es fácil describir el tocado: es muy alto, y una de sus peculiaridades es un cráneo o parte superior de la cabeza de algún animal, carente de mandíbula. No es claro si el resto del tocado pretende representar plumas, o flores, o una mezcla de ambas. La parte inferior del vestido tiene la apariencia de una túnica de algodón (el algodón es nativo del país y un material muy utilizado), decorada con un trabajo a cuadros, y guarnecida con cuentas.
Calza sandalias de precisamente la misma forma de las que se encuentran en algunas de las viejas estatuas romanas, y parecen haber sido una parte destacada de la indumentaria. Los lados del ídolo tienen hileras de jeroglíficos, y la cara posterior está tan elaboradamente labrada como la frontal, pero el tema es totalmente distinto: presenta una máscara rodeada por complicados ornamentos, con un borde graciosamente dispuesto, e hileras de jeroglíficos en la base.
Traducción de texto y láminas: Gabriela Uruñuela Ladrón de Guevara
Imagen: Ídolo de Copán, Honduras. Lámina I de Frederick Catherwood. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces.
Frederick Catherwood. Catherwood acompañó a Stephens en dos travesías (1839-1840 y 1841) por las ruinas arqueológicas de Centroamérica y México, y los relatos de sus odiseas tuvieron un gran éxito. Catherwood, empezó trabajando como dibujante, primero en las excavaciones en el Foro Romano, en 1821, y posteriormente, entre 1823 y 1833, como parte de la Robert Hay Egyptian Expedition, donde adquirió práctica en la topografía, la ilustración arquitectónica y el registro de jeroglíficos.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Catherwood, Frederick, “Vistas de antiguos monumentos mayas Litografías de Frederick Catherwood, 1839-1841. Lámina I. Ídolo, en Copán (Litógrafo A. Picken)”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 106, p. 28.