Véronique Darras, Brigitte Faugère
Famosa desde los veinte del siglo XX por sus espectaculares objetos de cerámica, la cultura de Chupícuaro ha sido objeto de investigaciones recientes basadas en importantes trabajos de campo. El hallazgo de las piezas en contexto da luz sobre el trabajo de los alfareros del Preclásico Tardío.
Desde los veinte, la cultura de Chupícuaro es conocida por la riqueza de su repertorio cerámico, debido a sus colores brillantes, su iconografía y la variedad de sus formas. Desde entonces, sus cualidades estéticas suscitaron la fascinación de los coleccionistas nacionales y extranjeros y fomentaron el desarrollo de excavaciones clandestinas. Hoy en día, sin embargo, mientras miles de objetos producidos por esa cultura adornan las salas y las bodegas de numerosos museos del planeta, su conocimiento arqueológico sigue siendo fragmentario.
El valle de Acámbaro, el cual se considera como el lugar donde surgió la cultura Chupícuaro, se encuentra entre los poblados de Acámbaro y Tarandacuao, al sureste del estado de Guanajuato. El río Lerma atraviesa dicho valle; en la unión de ese río con el río Tigre, sobre un conjunto de pequeñas colinas que ocupan una posición estratégica –en la cima de una de ellas se localiza el pueblo epónimo de Chupícuaro– se encuentran los vestigios de los primeros asentamientos que atrajeron la atención de los arqueólogos Enrique Juan Palacios, primero, y Ramón Mena y Porfirio Aguirre, después, entre 1926 y 1927. En ese momento, ellos creyeron distinguir en las formas y decoraciones de las vasijas extraídas por los campesinos locales, rasgos estilísticos propios de la cultura tarasca. Entre 1946 y 1949, la construcción de la Presa Solís provocó la inundación de buena parte del valle y cubrió numerosos pueblos, las mejores tierras de cultivo y la mayor parte del patrimonio arqueológico. Anteriormente, el doctor Daniel Rubín de la Borbolla junto con Román Piña Chan, Elsa Estrada Balmori y Muriel Noé Porter habían llevado a cabo importantes trabajos de rescate. Fue Muriel Noé Porter quien se hizo cargo de publicar los resultados de las excavaciones (en 1956, y luego en 1969), en los que se describían las numerosas sepulturas y el material arqueológico asociado, y quien vinculó la cultura de Chupícuaro con el Preclásico Tardío. A partir de ese momento, Chupícuaro fue considerada como una cultura emblemática del Preclásico mesoamericano.
Darras, Véronique, y Brigitte Faugère, “La cerámica de la cultura de Chupícuaro”, Arqueología Mexicana núm. 92, pp. 64-69.
• Véronique Darras. Investigadora del CNRS, UMR 8096, Nanterre, Francia. Corresponsable del proyecto “Dinámicas culturales en el Bajío. La cultura Chupícuaro”.
• Brigitte Faugère. Profesora en la Universidad de Paris 1, Panthéon-Sorbonne, Francia. Corresponsable del proyecto “Dinámicas culturales en el Bajío. La cultura Chupícuaro”.