La cuenta larga y la máquina del tiempo

Guillermo Bernal Romero

En estas páginas se hablará del “calendario maya”, no como una asignación de origen de dicho elemento cultural, sino como el resultado histórico de la asimilación y desarrollo que los mayas hicieron de él. La cuenta larga es un cómputo lineal y continuo de días transcurridos a partir de una llamada fecha era. La cuenta larga es una especie de “supercarretera del tiempo” cuyo trayecto infinito es recorrida por ciclos que, como ruedas dentadas, giran armónicamente engranadas.

 

Olmecas y mayas: los creadores del sistema y sus herederos

 

Durante el siglo I a.C., los olmecas tardíos o “epi-olmecas” articularon el sistema calendárico integral de cuenta larga (CL) y rueda calendárica (RC), sustentado en una base vigesimal y un esquema de notación posicional. La implementación de este último recurso requirió de una extraordinaria invención: la del valor “cero”. La creación de este sistema es uno de los logros intelectuales más notables de la historia mesoamericana. Las primeras fechas de cuenta larga fueron registradas en la Estela 2 de Chiapa de Corzo, Chiapas (36 a.C.), y en la Estela C de Tres Zapotes, Veracruz (32 a.C.). Más tardías son las labradas en la Estela de La Mojarra, Veracruz (156 d.C.) y la Estatuilla de Tuxtla, Veracruz (162 d.C.).

Durante el siglo III d.C., los mayas adoptaron el sistema calendárico olmeca. La inscripción de cuenta larga más antigua de la región maya fue labrada en la Estela 29 de Tikal, Guatemala (292 d.C.). De manera gradual, durante el periodo Clásico (250-900 d.C.) los mayas desarrollaron la estructura calendárica olmeca e integraron en ella nuevos periodos rituales y astronómicos, tales como la serie lunar y los ciclos de 9, 7 y 819 días. Además, formularon nuevos ciclos de muy larga duración que les permitieron calcular fechas hacia tiempos pretéritos lejanos, míticos, e incluso hacia el futuro. El sabio inglés John Eric Thompson, quien hizo notables contribuciones al conocimiento de la mecánica del calendario, no aceptó, en principio, que el sistema de cuenta larga tuviese un origen ajeno a la cultura maya. Cuestionó la reconstrucción de la fecha de cuenta larga –durante algún tiempo incompleta– de la Estela C de Tres Zapotes, propuesta por su descubridor, Matthew W. Stirling. El hallazgo posterior del fragmento faltante confirmó que este último estaba en lo correcto.

En estas páginas hablaremos del “calendario maya”, no como una asignación de origen de dicho elemento cultural, sino como el resultado histórico de la asimilación y desarrollo que los mayas hicieron de él.

 

La fecha era

 

Como todo sistema cronométrico de larga duración, el calendario maya tiene un punto de inicio, una fecha era o “día 0”. Ese día inicial es 13.0.0.0.0, 4 ajaw, 8 kumk’u, que en términos del sistema calendárico juliano equivale al 8 de septiembre de 3114 a.C. Cabe señalar que el factor de correlación o equivalencia entre las fechas mayas y las nuestras (584,285 días) fue establecida por J. Goodman, J. Martínez y J. E. Thompson (correlación GMT).

 

Bernal Romero, Guillermo, “La cuenta larga y la máquina del tiempo”, Arqueología Mexicana, Núm. 118, pp. 30-37.

 

Guillermo Bernal Romero. Doctor en estudios mesoamericanos (FFYL, UNAM); especialista en epigrafía maya. Colaborador del Proyecto Arqueológico Palenque y del Museo de Sitio “Alberto Ruz Lhuillier” (1998-2005). Desde 2006 es investigador de tiempo completo del Centro de Estudios Mayas (IIFL, UNAM).

 

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