Sobresalen una serie de luchas entre deidades del mundo superior y el inferior.

 Los edificios fueron el centro ceremonial y administrativo de una aldea.

La recuperación mexica del pasado teotihuacano

“Quenta y Orden de los Mezes de todo el Año atribuidos a la Luna que un mez de veinte días llaman una Luna”

En los códices mayas encontramos variantes de los relatos que provienen del Posclásico y que más tarde fueron escritos con el alfabeto introducido por los españoles.

El guajolote (Meleagris gallopavo L.), gallo de las Indias, gallipavo o gallipollo es considerado uno de los primeros animales domesticados.

Bien conocida es la fascinación que experimentaron los habitantes de Tenochtitlan entre los siglos XIV y XVI por las expresiones materiales de las grandes civilizaciones.

Sin dejar de figurar al final del último mes de un ciclo anual, los nemontemi cambiaban periódicamente de posición en el ciclo calendárico del espacio-tiempo.

Lo que llamamos “calendario maya” representa en realidad un amplio sistema calendárico.

Todos los códices mayas que se conservaron corresponden al Posclásico Tardío, y muy probablemente son uno o dos siglos anteriores a la conquista.

Investigaciones recientes han permitido avances notables en la comprensión de las orientaciones, las cuales revelan que su función astronómica estaba estrechamente vinculada con el sistema calendárico.

Durante el Clásico los mayas emplearon un complejo sistema de contar los meses lunares asociado a las fechas escritas en la llamada cuenta larga.

La cuenta larga es un cómputo lineal y continuo de días transcurridos a partir de una llamada fecha era.

Los trabajos que a partir de 2007 se han realizado en la zona arqueológica de Ixcateopan son uno de los ejemplos más sobresalientes de la arqueología en Guerrero.

Más de un centenar de huesos de animales y algunos ejemplares posiblemente humanos de finales del periodo Pleistoceno, es decir, de hace más de 10 000 años, fueron hallados en Atotonilco de Tula, Hidalgo.