Reliquias de Teotihuacan en Tenochtitlan

Leonardo López Luján et al.

Más reliquias teotihuacanas en ofrendas de Tenochtitlan

Un hallazgo reciente

En los últimos cinco años, los integrantes del Proyecto Templo Mayor hemos proseguido la excavación y el registro detallado de ofrendas en el recinto sagrado de Tenochtitlan, ahora en el marco de nuestra séptima temporada de campo (2007-2012). Nos hemos concentrado en la exploración de dos predios pertenecientes al antiguo Mayorazgo de Nava Chávez, ubicados en el cruce de las calles Argentina y Guatemala de la ciudad de México. Allí han aparecido 34 nuevos depósitos rituales, unos de los cuales –la ofrenda 144— es de gran interés para el tema de la recuperación mexica del pasado teotihuacano. Se trata de un rico conjunto de dones que fue sepultado bajo el piso de la plaza que se encuentra al pie de la fachada principal del huey teocalli o Templo Mayor, a escasos 6 m al sur del lugar donde fue descubierto en 2006 el monolito de la diosa Tlaltecuhtli.

Todo parece indicar que los sacerdotes mexicas inhumaron la ofrenda 144 a finales del siglo XV o principios del XVI, cuando practicaron una pequeña cavidad en el piso y destruyeron sin quererlo una caja de ofrenda más antigua. En el fondo de dicha cavidad, diseminaron en forma más o menos regular un total de 338 pequeñas piezas elaboradas con piedras metamórficas y sedimentarias de tonos verdes. Sobre ellas colocaron en sentido este-oeste cuatro cuchillos sacrificiales de pedernal café y concluyeron la ceremonia al rellenar la cavidad con tierra y restituir el piso de la plaza.

Uno de los primeros objetos en ser detectados durante nuestra exploración fue una pequeña máscara antropomorfa (6 x 5.9 x 2.7 cm) elaborada con un travertino verde claro y translúcido, roca posiblemente obtenida en el centro de Puebla. Esta máscara acusa la forma general de una letra U, de la cual se proyectan hacia los lados dos orejas esquemáticas y más o menos rectangulares. Los ojos son dos amplias elipses, la nariz tiene una silueta triangular y la boca está abierta. En la cara posterior, la superficie es plana y está dotada de cuatro perforaciones de sujeción: dos en los ángulos superiores y dos más bajo las orejas. Observamos ciertos daños como golpes y faltantes, además de una significativa pátina blanquecina y rugosa en toda la superficie, característica que no comparten la mayoría de los objetos de la ofrenda. Según el parecer del historiador del arte Matthew Robb, quien ha elaborado una útil base de datos con casi medio millar de máscaras teotihuacanas, nuestro nuevo ejemplar se ajusta a la perfección a las materias primas y los cánones estilísticos propios de esta civilización del periodo Clásico (comunicación personal, julio de 2012).

 

Leonardo López Luján. Doctor en arqueología por la Université de Paris X-Nanterre. Director del Proyecto Templo Mayor y miembro del Proyecto Pirámide de la Luna.

Amaranta Argüelles. Pasante en arqueología por la ENAH. Miembro del Proyecto Templo Mayor desde 2007.

Saburo Sugiyama. Doctor en arqueología por la Arizona State University. Codirector del Proyecto Pirámide de la Luna y miembro del Proyecto Templo Mayor.

 

López Luján, Leonardo, Amaranta Argüelles, Saburo Sugiyam, “Más reliquias teotihuacanas en ofrendas de Tenochtitlan”, Arqueología Mexicana, núm. 118, pp. 18-21.

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