La estela de La Mojarra, Veracruz

Una estela procedente de La Mojarra, sitio cercano a Alvarado, Veracruz, que se exhibe en el Museo de Antropología de Xalapa, es para algunos una especie de piedra Roseta de la arqueología mexicana; para otros, en cambio, es uno de los mayores fraudes del mundo del arte en el siglo XX.

 

Acerca de la estela se han escrito más de cien trabajos de especialistas de diversas disciplinas. La estela se hizo sobre un prisma rectangular de piedra volcánica que pesa alrededor de tres toneladas y mide en promedio 2.2 m de altura por 1.1 de base y medio metro de grueso. Conserva su forma original, con excepción de dos de sus lados, que fueron cortados y alisados para servir como base a la escultura y esgrafiado del monumento. La cara principal y más amplia está bien conservada y muestra en relieve a un personaje de perfil, ricamente ataviado. Rodeándolo se esgrafiaron 21 columnas de glifos cuidadosamente trazados, las columnas miden 4.5 cm de ancho. Entre esta cara que tiene 577 glifos y la cara lateral, que está muy erosionada, donde al parecer había 34 más, se cuenta un total de 611 glifos, lo que convierte a este monumento en uno de los vestigios con inscripciones jeroglíficas más abundantes de Mesoamérica, sólo superado por el tablero del Templo de Las Inscripciones de Palenque, Chiapas, y la Escalera Jeroglífica de Copán, Honduras.

Se trata de un sistema de escritura del que ya se tenían dos ejemplos: en un tepalcate procedente de Chiapas que presenta 11 glifos y en la estatuilla de Los Tuxtlas, Veracruz, que suma 56 glifos y una fecha en cuenta larga que indica el 13 de marzo de 162 d.C. Este sistema calendárico parte de una fecha (13 de agosto de 3113 a.C.) desde la cual se cuentan los días registrados mediante cinco cifras. Fue heredado por los mayas y se le considera uno de los inventos más ingeniosos del hombre prehispánico. 

En la estela de La Mojarra aparecen dos fechas en cuenta larga, el 21 de mayo de 146 d.C. y el 3 de julio de 156 d.C. Ello sugiere que la estela y la estatuilla fueron hechas por una misma cultura. Siglos más tarde, en sitios cercanos a La Mojarra como Alvarado y Cerro de las Mesas, se labraron varias estelas. En algunas de ellas se usó la cuenta larga y un sistema de escritura que, debido al desgaste que presentan, no permite asegurar que coincide con el de La Mojarra, si bien su diseño es muy similar: un personaje de perfil, en relieve, a cuyo lado se observan algunas columnas de glifos. Sin embargo, el estilo de la estela de La Mojarra es distinto, no sólo por sus trazos mucho más finos, sino por su labrado más superficial y sus columnas de signos que se esgrafiaron, no se hicieron en relieve como las de Cerro de las Mesas. Otro grupo de esculturas que puede relacionarse con la de La Mojarra, lo forman los monumentos de Izapa, Chiapas, y del Pacífico guatemalteco. En conclusión, la estela de La Mojarra es una escultura ecléctica, donde parecen combinarse varios estilos de épocas anteriores y posteriores.

 

Morante López, Rubén, “La estela de La Mojarra, Veracruz”, Arqueología Mexicana núm. 106, pp. 66-69.

 

Rubén Morante López. Maestro en historia y etnohistoria por la ENAH y doctor en antropología por la UNAM. Director del Museo de Antropología de Xalapa de 1997 a 2005. Investigador y catedrático de la Universidad Veracruzana en los programas de geografía e historia. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

 

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