La salvaguardia de Angkor mediante la cooperación internacional

Nelly M. Robles García

Por su inigualable valor estético, desde los primeros años del siglo XX se realizó un gran esfuerzo para el rescate de las magníficas expresiones arquitectónicas, arqueológicas y artísticas de Angkor.

 

Uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos del patrimonio universal es Angkor, ubicado en Siem Reap, Camboya, en el sureste de Asia, en territorio de la península de Indochina.

Angkor, ejemplo máximo de la exquisitez de la cultura Khmer, alberga en sus 400 km2 expresiones arquitectónicas de las diversas capitales del imperio Khmer de diferentes épocas. En su emplazamiento selvático se aprecian diversos templos dentro de complejos urbanos ancestrales, que fueron diseñados para ser estabilizados por las grandes reservas de agua que los rodean. Así, la enorme diversidad de diseños en arquitectura y escultura lo hacen un centro único, que concentra el espíritu de lo que fue una extraordinaria civilización.

El imperio Khmer, que se desarrolló entre los siglos IX a XIV, abarcó una buena parte del sureste de Asia, y desempeñó un papel fundamental en la evolución cultural, económica y política de la región, como lo demuestran sus manifestaciones artísticas, de ingeniería de la construcción y del manejo del agua.

Templos como los de Angkor Wat, Bayon, Preah Khan y Ta Prohm son ejemplos emblemáticos de la arquitectura Khmer, que muestran el máximo refinamiento de una civilización en el manejo de la piedra, ya sea para convertirla en enormes bloques que forman parte de estructuras monumentales, o como bordados de refinados detalles o figuras humanas que danzan en alegorías simbólicas a sus dioses y a la vida; este refinamiento denota sin duda un alto nivel de organización social y una diferenciación muy estructurada. Ese extraordinario estilo se desarrolló a partir de las tradiciones artísticas y religiosas del subcontinente hindú, del cual tomó los principales iconos para luego desarrollar una expresión propia, con características distintivas que se integran como un nuevo horizonte artístico del arte oriental que enriquece extraordinariamente el arte universal.

El gran complejo de Angkor, cuyas construcciones son una secuencia de estilos y manifestaciones estéticas, representa el apogeo del desarrollo cultural y artístico del mundo Khmer, que a lo largo de su historia desarrolló piezas maestras de arte en Angkor Wat, Bayon, Banteay Srei, sólo por mencionar algunas.

Aunado a su valor arqueológico e histórico, Angkor es la manifestación inequívoca de una tradición viva, que reconoce en el interior de sus cientos de monumentos la carga emocional que representan cada uno de los motivos iconográficos como destellos de las más emblemáticas religiones que han prevalecido en el área. Así, representa un patrimonio vivo, que aun con los grandes retos para su permanencia, hace esfuerzos por continuar su existencia mediante su adaptación a una vida moderna.

 

La conservación de Angkor

Por su inigualable valor estético, desde los primeros años del siglo XX se realizó un gran esfuerzo para el rescate de las magníficas expresiones arquitectónicas, arqueológicas y artísticas de Angkor. Francia, el país beneficiado por los tratados territoriales que incluían Siem Reap, destinó personal profesional para el establecimiento de diversas misiones de rescate de los monumentos. Mediante este esfuerzo, encabezado por Jean Comaille, se removieron miles de metros cúbicos de relleno en Angkor Wat y Bayon, con lo que comenzó el verdadero rescate de Angkor, que había sido abandonada y saqueada, tragada por la selva, aunque nunca olvidada por los descendientes de la cultura Khmer.

La misión francesa permaneció en Angkor durante varias décadas, aun durante los oscuros años de la Segunda Guerra Mundial. Con presupuestos simbólicos y con ayuda de la población local, se pudieron rescatar emblemáticos monumentos como la torre central de Bakong, la torre de Neak Pean y Banteay Samré. Sin embargo, la misión francesa terminó su misión ante los intentos de emancipación de los países en la región.

Uno de los catastróficos resultados de tres décadas de guerra civil en la región, entre 1950 y 1980, fue que aunque durante las acciones militares los bandos respetaron hasta cierto punto los monumentos Khmer, la posguerra desató un periodo de pillaje sin precedentes. Esculturas humanas, dinteles, rodapiés, elefantes y boas guardianes, y toda clase de objetos que pudiera desprenderse o cortarse fueron botín de las redes internacionales de saqueo y tráfico ilícito, cuya ruta se facilitaba a través de la frontera con Indochina.

 

Nelly M. Robles García. Arqueóloga por la ENAH, maestra en conservación de arquitectura prehispánica por la ENCRYM-INAH y doctora por la Universidad de Georgia, Estados Unidos. Directora del “Proyecto Conjunto Monumental de Atzompa”, e investigadora visitante en la Universidad de Harvard. Miembro del Comité Científico-Editorial de Arqueología Mexicana.

 

Robles García, Nelly M., “La salvaguardia de Angkor mediante la cooperación internacional”, Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 75-77.

 

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