Don Martín realizó su primer viaje a España en 1524, acompañado de don Rodrigo de Paz, señor de Tenayuca y pariente suyo. Aunque es muy probable que ambos visitaran la corte, es obvio que el motivo de este viaje es que recibieran instrucción religiosa. Por ello vemos que nada más llegar, los dos ingresaron en el convento de Santo Domingo, en Talavera de la Reina (Toledo), donde los frailes los mantuvieron con los 100 ducados que el rey otorgó para tal fin.
Don Martín volvió a ir a España en 1527, esta vez acompañado de Hernán Cortés y 40 nobles de varios lugares, aunque en esta ocasión don Martín ya iba con el objetivo de que el monarca le restituyera dos tierras patrimoniales que habían sido de su padre y que sabemos que el rey le regresó. Pero, quizás, lo más llamativo de este viaje sea el ajetreado regreso a México, pues los 40 nobles debieron permanecer un año en Sevilla, de donde no podían partir debido a que algunos murieron o se enfermaron. Lo que sabemos es que la corona se encargó de todos los gastos: el viaje, la estancia, los cuidados médicos, las medicinas y el ropaje de cada uno. Cierta fuente detalla que sólo los más principales, como el hijo de Moctezuma, vistieron calzas de damasco amarillo, gorra y jubón de terciopelo azul, medias encarnadas, camisas y zapatos.
En 1532, don Martín fue otra vez a España, ahora acompañado de un séquito de nobles tenochcas. Lo hacía porque era la reina la que pedía con urgencia su presencia, bajo la promesa de otorgarle una encomienda con el fin de evitar cualquier pretexto. Todo apunta a que los motivos detrás de esta solicitud fueron los planes de su matrimonio con una noble de la corte, pues fue el único del séquito que regresó casado. Es lo que explica también que, durante su estancia, el rey ordenara la permanencia de don Martín en la corte, como miembro de su guardia real y con el encargo de velar por la seguridad del monarca y su familia, mientras que el resto de los nobles accedieron a puestos en la caballería o infantería.
El hijo de Moctezuma regresó a la Nueva España en 1536, pero en el camino hacia la capital fue envenenado por alguien en torno al poder político de Tenochtitlan. No es de extrañar. En ese tiempo, la nobleza comenzaba a organizarse alrededor del gobierno de la ciudad, buscando la manera de volver a controlar el poder político del que se habían visto desplazada tras los avatares de la conquista. A los ojos de los españoles, parece que don Martín era el candidato a convertirse en el primer gobernador indígena de Tenochtitlan, pues no sólo estaba bien instruido en la nueva fe, sino que venía casado con una noble castellana, traía escudo de armas, vestía a la manera de los nobles españoles y es probable que también se le hubiese otorgado una encomienda.
María Castañeda de la Paz, “Estrategias para cambiar el destino. Los hijos de Moctezuma en el siglo XVI”, Arqueología Mexicana, núm. 142, pp. 65-69.
María Castañeda de la Paz. Doctora en historia por la Universidad de Sevilla, España. Investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Sus líneas de investigación son la historia indígena prehispánica y colonial del centro de México. Los temas de su interés son la nobleza, la heráldica, la cartografía y los códices históricos indígenas.