Tiempo y espacio
Hay algunas interpretaciones sobre la sociedad olmeca, como ejemplo podemos considerar las célebres interpretaciones de Michael D. Coe, algunas han pasado la prueba del tiempo y escrutinio académico y otras que se siguen poniendo a prueba. Su visión se basó en la escultura y utilizó analogías con los mayas y otros pueblos mesoamericanos posteriores para entenderla.
Partió de la idea de que la sociedad olmeca se dividió en dos clases: la elite y la gente común. Propuso que en el culto a la realeza encabezado por dinastías poderosas, los gobernantes se legitimaron mediante la religión, y se identificaron con una deidad jaguar, que representó una temprana versión del dios Tezcatlipoca.
Michael D. Coe, al igual que algunos de sus colegas, interpretó las cabezas colosales como representaciones de los jerarcas. Reconoció que los “altares” (ahora concebidos como tronos) presentan información sobre el linaje del gobernante. Su planteamiento giró en torno a la escultura como indicador de la estratificación social: los reyes divinos dirigieron a la gente de nivel social menor, administraron el intercambio a larga distancia y controlaron la religión.
Conforme se llevan a cabo más investigaciones arqueológicas en la región olmeca se obtiene una mejor muestra de los vestigios y, por ende, mejores conocimientos que van ampliando y modificando la visión de antaño. Considerar los vestigios vinculados con el tiempo y el espacio, o sea, dentro de su cronología y contexto, garantiza resultados más precisos.
Imagen: Trono 5 de La Venta, Tabasco. Foto: Ignacio Guevara / Raíces-
Ann Cyphers. Doctora en historia por la UNAM. Investigadora en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM Especialista en el periodo Preclásico (Formativo) y, en particular, en la civilización olmeca.
Cyphers, Ann. “Tiempo y espacio”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 104, pp. 44-48.