Los antropólogos mexicanos y el ILV

Alicia M. Barabas

El Instituto Lingüístico de Verano: ¿aún trabaja en México?

El antropólogo mexicano Gonzalo Aguirre Beltrán (1981) recuerda que William Cameron Townsend, fundador del ILV, conoció a Moisés Sáenz, antropólogo, presbiteriano y subsecretario de Educación Pública de México, cuando lo encontró en Panajachel, durante un viaje por Guatemala en 1931, y pudo observar los métodos de alfabetización que empleaba en las escuelas para enseñar a los niños a leer la Biblia en cakchiquel.

Moisés Sáenz y Rafael Ramírez son reconocidos como los padres de la escuela rural emanada de la Revolución Mexicana y fundada en la teoría de la asimilación cultural, que pretendía incorporar a los indígenas a la civilización mediante la enseñanza del castellano, por el método directo o sustitutivo, y el reemplazo de la cultura nativa por la nacional moderna.

Sáenz quedó convencido de la mayor eficacia del uso de la lengua materna como instrumento para la castellanización e invitó al misionero lingüista a aplicar su método en México.

En 1934 Townsend inició su trabajo y se instaló en la comunidad náhuatl de Tetelcingo, en Morelos, primero para aprender la lengua y después para enseñar a leerla a los indígenas. Tiempo después, durante una gira, el presidente Lázaro Cárdenas pasó por esa comunidad y al observar su avance le ofreció apoyo para extender la empresa de traducción y aculturación a otros grupos étnicos. Con este respaldo, y el de muchos otros mexicanos ilustres en esferas oficiales, se fundó el ILV en 1935.

Fue concebido como una organización responsable de los aspectos técnicos en educación, lingüística y antropología social aplicada, mientras que la WBT se encargaba del financiamiento de los programas, la distribución de los textos religiosos y el reclutamiento de los misioneros lingüistas que comenzaron a trabajar con diversos grupos étnicos del país.

En ese año también se instaló el primer campo de entrenamiento en la selva de Chiapas, que adiestraba anualmente a cerca de 125 traductores y a personal de apoyo que prestaba sus servicios en las filiales del organismo religioso en el mundo. Asimismo, se estableció en Arkansas un centro de adiestramiento de misioneros lingüistas jóvenes.

Para 1942 había crecido el apoyo a WBT/ILV por parte de comunidades religiosas de los Estados Unidos y entre 1944 y 1952 extendieron su radio de acción a varias universidades en Estados Unidos, Canadá, México (ENAH), Inglaterra, Alemania, Australia y Nueva Zelanda, en las que preparaban a los misioneros lingüistas.

Imagen: Gramática del chinanteco de Comalcaltepec, Oaxaca, Serie de Gramáticas de Lenguas Indígenas de México, núm. 15, Instituto Lingüístico de Verano, 2018. Reprografía: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

Alicia M. Barabas. Licenciada en ciencias antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Maestra y doctora en sociología por la UNAM. Profesora investigadora emérita del INAH. Investigadora nacional nivel III, SNI-Conacyt.

Barabas, Alicia M., “El Instituto Lingüístico de Verano: ¿aún trabaja en México?”, Arqueología Mexicana, núm. 176, pp. 22-25.