Pachuca conservó el aspecto de un real minero hasta mediados del siglo XX, limitado en su expansión por la cañada relativamente estrecha en la que se encuentra y caracterizado por numerosos jales, o sea montículos formados durante años por los desechos de mineral, pero sobre todo por el estancamiento de la actividad minera.
Pero eso cambió a mediados del siglo XX, cuando nuevas tecnologías permitieron revivir la actividad minera. Los jales pudieron ser aprovechados y muchos de ellos desaparecieron, al tiempo que la ciudad se expandió fuera de la cañada, dejando a la parte antigua como una especie de apéndice. Con algo más de 300 000 habitantes, Pachuca forma hoy la segunda conurbación del valle de México después de la formada por la capital nacional y su entorno.*
Entre sus puntos de interés están la Iglesia y Ex Convento de San Francisco, cuyo claustro es ahora sede de la Fototeca Nacional; el Reloj Monumental de la plaza principal, construido en 1910 y cuya maquinaria es idéntica a la del Big Ben londinense. Otros atractivos son el Mercado de Barreteros, la Casa Rule, ahora sede del ayuntamiento; el Templo de San Francisco, la construcción virreinal más importante de la ciudad, con su capilla anexa de Nuestra Señora de la Luz.
Alberga además una buena cantidad de museos de distinto tipo como el Museo de la Fotografía, el Museo de Miniaturas, el Museo de Minería, el Museo Interactivo El Rehilete, el Museo de Mineralogía, el Museo Centro Interactivo Mundo Futbol y el Museo Salón de la Fama.
Imagen: Pachuca, ca. 1900. Foto: D.R. INAH / SINAFO / FN, CAT. 469876.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor. Desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique, “Pachuca”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 112, pp. 22-23.
* Texto de Bernardo García Martínez, publicado originalmente en la app: Atlas cultural de México, Editorial Raíces.