Pirámide del Sol: las exploraciones

Alejandro Sarabia González

Más de cien años de exploraciones en la Pirámide del Sol

Las exploraciones

Las exploraciones de Leopoldo Batres en 1905 no fueron las primeras en la Pirámide del Sol, pues hacia 1675 el ilustre novohispano Carlos de Sigüenza y Góngora realizó las primeras excavaciones arqueológicas del continente; sin embargo, aún no se ha dilucidado si exploró la Pirámide del Sol o la de la Luna. A Lorenzo Buturini se le atribuyen un primer plano y una descripción de la gran pirámide en 1746. Con todo, en ninguno de esos casos se conserva la información original.

El primer plano realizado con aparatos de precisión del centro de la ciudad antigua, y por supuesto de la Pirámide del Sol, fue llevado a cabo en 1864 por el ingeniero Ramón Almaraz, miembro de la Comisión Científica de Pachuca. Poco antes de la llegada de Leopoldo Batres, don Antonio García Cubas efectuó algunas exploraciones en la Pirámide del Sol, pero fueron sin duda los trabajos de Batres los que establecieron la imagen que ahora presenta el edificio. En efecto, el gobierno federal adquirió en 1907, mediante expropiación, la Pirámide del Sol y un área circundante para su protección y vigilancia, lo que significó a fin de cuentas la primera zona arqueológica protegida del país, adaptada para su visita, y el primer museo de sitio.

Habrían de pasar 57 años para que se presentara otra intervención de tal magnitud en la Pirámide del Sol y los edificios cercanos: el Proyecto Teotihuacan 1962- 1964, bajo la dirección de Ignacio Bernal. Finalmente, entre 1992 y 1994, se presentó otro proyecto para una intervención considerable en la pirámide a cargo de Eduardo Matos.

 

Alejandro Sarabia González. Arqueólogo por la ENAH. Maestro en antropología y candidato a doctor en antropología por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Director del proyecto de investigación y conservación de la Pirámide del Sol desde 2004.

Sarabia González, Alejandro, “Más de cien años de exploraciones en la pirámide del sol”, Arqueología Mexicana, núm. 92, pp. 18-23.

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