Políticas matrimoniales entre los mayas del Clásico

Dossier

Por: Simon Martin

Los señoríos mayas utilizaron gran cantidad de vías para alcanzar sus propósitos políticos y aumentar su poderío; el matrimonio fue una de las más importantes y se usó estratégicamente para unir reinos dependientes con los señoríos dominantes y viceversa. Al combinar linajes dinásticos, se esperaban formas de relación duradera, aunque siempre a merced de los nuevos alineamientos políticos.

En un contexto de cien o más dinastías, los lazos matrimoniales entre los mayas del Clásico formaron una red de relaciones que se expandió tanto en el espacio como en el tiempo. La esencia del sistema dinástico son los linajes, que para la realeza significaban una línea de sangre heredada directamente de un ancestro fundador, que vivió posiblemente cientos de años atrás. Pero esta línea no sólo legitimaba a los candidatos individuales a un trono, por medio de uniones con otros reinos, sino que servía también como invaluable forma de expandir la influencia y de crear alianzas. Si bien la arqueología nos aclara mucho del pasado maya, es a través de los monumentos y los textos jeroglíficos como podemos acercarnos a esta importante historia, casi siempre invisible.

Cada vez entendemos mejor el papel que desempeñó entre los mayas la política de la selección de consortes, y cómo cada unión fue una decisión estratégica que propiciaba los intereses de una o ambas partes. Así, cuando un reino derrotaba a otro en la guerra, podía reforzar su dominación uniendo a las familias gobernantes, y el rey vencedor se desposaba con una novia de la dinastía recién dominada. O bien, un reino menor se podía aliar con otro más fuerte ofreciendo voluntariamente a una novia real para crear ese lazo. De igual manera, los reinos poderosos podían obligar a los reinos dominados a aceptar a una de sus princesas, para reforzar el desequilibrio de poder. La nobleza maya fue poligámica, tomando la forma de poligamia donde los varones de las elites tuvieron varias esposas.

Esto trajo como consecuencia, en primer lugar, que las múltiples esposas tuvieran muchos hijos que, en el mejor de los casos, aseguraría el que siempre hubiera un heredero para ocupar el trono y que continuara la línea con sanguínea. La otra consecuencia fue que los reyes pudieran ejercer sus estrategias maritales aliándose de distintas maneras tanto a reinos más débiles como a más poderosos: una esposa podía representar subordinación ante un poder forastero, mientras que otra podría reflejar el dominio sobre un reino amigo. Una tercera consorte podía lograr otra clase de matrimonio estratégico: la unión de un reino que ataba a los nobles prominentes a su rey y propiciaban así su lealtad.

En la portada de este artículo vemos un extracto de la señora K’abel representada en la Estela 34 de El Perú, Guatemala, fechada en 692. Cleveland Museum of Art. Foto: Cleveland Museum of Art, purchase from the J. H. Wade fund 1967.29 (Dominio público)

Extracto tomado del artículo: Simon Martin (2025) Políticas matrimoniales entre los mayas del Clásico, Arqueología mexicana, edición regular 192, pp. 48-53.