Los códices son fuentes históricas de primera mano en los que las sociedades indígenas, por intermedio de escribas con la habilidad para pintar con gran maestría, dejaron constancia fiel de sus logros y avances culturales y científicos e informaron sobre una multitud de aspectos, como las creencias religiosas, los ritos y ceremonias, la historia, el sistema económico y la cronología, entre muchos otros.
Se llama códices, del latín codex: libro manuscrito, a los documentos pictóricos o de imágenes realizados como productos culturales de las grandes civilizaciones maya, azteca, mixteca, zapoteca, otomí, purépecha, etc., que surgieron y se desarrollaron en Mesoamérica.
Desde épocas muy remotas, se fijaron en esos manuscritos los conocimientos de los antiguos pueblos; por ello, la información registrada en los códices es de la mayor importancia: gracias a sus múltiples contenidos temáticos, podemos saber directamente acerca de sus logros y avances culturales y científicos, creencias religiosas, ritos y ceremonias, historia, genealogías y alianzas de los señores, nociones geográficas, sistema económico, cronología, etc. En ellos se encuentran plasmados todos los antiguos temas derivados de la tradición indígena, antes de la llegada de los españoles, y los nuevos temas aportados por estos últimos, como la religión cristiana, los problemas económicos y sociales originados por el contacto y la vida indígena en el periodo de la Colonia. Los códices se siguieron produciendo hasta el siglo XVIII, después de la Conquista. Se les ha llamado “testimonios” manuscritos pictóricos o pictográficos, con cierto sentido de limitación, porque de alguna forma sí se les pueden aplicar estos dos términos; pictóricos, porque son “imágenes”, y pictográficos, porque están escritos mediante “dibujos”. Pero, si no se examinan, estudian y explican detenidamente las cualidades de los códices, no se puede saber que existe una codificación completa de “dibujos” y que éstos son estilizaciones extraídas de convenciones plásticas definidas, muy antiguas y elaboradas. Convenciones y codificación se relacionan estrechamente con las lenguas y las culturas que los produjeron. Desgraciadamente, en variados estudios encontramos juicios negativos, resultado de comparaciones superficiales con lo europeo, en los que, a priori, se tomó éste como modelo superior, y muy rara vez se trata de entender la originalidad o la diferencia de lo indígena.
Tomado de Joaquín Galarza, “Los códices mexicanos”, Arqueología Mexicana, Edición especial núm. 31, Códices prehispánicos y coloniales tempranos. Catálogo, pp. 6 - 9.