Recursos acuáticos en la subsistencia azteca cazadores, pescadores y recolectores

Jeffrey R. Parsons y Luis Morett A.

Diversas fuentes documentales, etnográficas y arqueológicas sobre la Cuenca de México confirman la importancia que, a lo largo de varios siglos, han tenido los recursos acuáticos, los cuales proporcionaban gran cantidad de proteínas de alta calidad y otros nutrientes esenciales, así como algunas materias primas.

 

Los estudios de los modos de subsistencia prehispánica se han abocado, sobre todo, a la producción agrícola (Sanclers et al., 1979). No debe olvidarse, sin embargo, que en Mesoamérica -a diferencia de otras civilizaciones antiguas no hubo pastoreo en tiempos prehispánicos, con el cual se hubiera complementado la agricultura y la producción podría haberse ampliado a otros territorios. Tal y como ha señalado Teresa Rojas (1985), resulta entonces natural encontrar tecnología muy desarrollada en la explotación de los recursos proteínicos no agrícolas procedentes del lago de Texcoco, en una región tan densamente poblada.

 

El paisaje acuático de la Cuenca de México

El lago de Texcoco comprende un conjunto de lagunas saladas poco profundas y de pantanos que abarcaron aproximadamente 600 km2 de la Cuenca de México. Los cronistas del siglo XVI (Sahagún, por ejemplo) se ocupan de la importancia de la zona y enumeran las muchas variedades de aves acuáticas, peces, insectos y larvas comestibles, anfibios, reptiles y crustáceos, además de algas, juncos y otras plantas. Otros más, como Berna! Díaz del Castillo, describen los productos acuáticos que se vendían en los mercados de la ciudad.

Hay un mapa de mediados del siglo XVI particularmente interesante, pues ilustra la pesca, la captura de aves acuáticas con redes, así como otras faenas menos obvias (Apenes, 1947; Linné, 1948). Vemos allí dos subdivisiones de llago claramente separadas por cercas, al parecer de carrizo: una sección interna, al oeste, que no tiene plantas acuáticas y en la que no se pesca con redes, y una sección externa, al este, que muestra numerosas plantas acuáticas y en la que la pesca con redes parece ser la actividad principal. Esta división del lago parece indicar que hubo un alto grado de control humano sobre el entorno acuático.

Las lagunas y pantanos del lago de Texcoco proporcionaban grandes cantidades de productos y materias primas aún a principios del siglo XX. Algunos documentos (Peñafiel, 1884, pp. 129-130) indican que las cosechas anuales de larvas de insectos alcanzaron miles de toneladas métricas durante el siglo XIX; Gibson (1964, pp. 339-340), a su vez, señala la presencia de pescadores indígenas profesionales en los pueblos ribereños durante el siglo XVII.

Traducción: Elisa Ramírez

 

• Jeffrey R. Parsons. Doctor en antropología y especialista en arqueología de Mesoamérica y de la región andina. Profesor de arqueología latinoamericana en la Universidad de Michigan.

• Luis Morett A. Director del Museo Nacional de Agricultura e investigador de la Universidad Autónoma Chapingo. Egresado de la licenciatura y maestría en arqueología de la ENAH.

 

 

Parsons, Jeffrey R., Luis Morett A., “Recursos acuáticos en la subsistencia azteca cazadores, pescadores y recolectores”, Arqueología Mexicana núm. 68, pp. 38-43.

 

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