Registros ambientales en la Cuenca de México

Tamara Cruz-y-Cruz et al.

Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinametzin

Sala 1. Geología y Paleoambiente de la Cuenca de México

Registros ambientales en Tepexpan. Al noreste de la Cuenca de México, los estudios hechos en las secuencias de suelos y sedimentos del antiguo lago en Tepexpan, en el estado de México, indican que entre 30 000-11 000 a.p. predominaba un clima frío y húmedo, con bosques de pino y plantas herbáceas.

Cerca de los 10 000 años, el lago comienza un proceso de pérdida de humedad, y se transforma en un pantano que se secó por completo hace cerca de 5 500 años. Después de ese periodo, el clima se volvió más seco hasta alcanzar las condiciones actuales. El lago se secó totalmente y sobre los sedimentos lacustres se formaron los suelos modernos.

Registros ambientales en el sur de la Cuenca. Al sur de la Cuenca, los estudios en los glaciares del Ajusco indican un periodo frío y húmedo hace 27 000 años y otro entre 16 000-10 000 a.p. Asimismo, los paleosuelos que se encuentran debajo de la lava del volcán Xitle que se han estudiado en Copilco, Cuicuilco y Santa Ana Tlacotenco indican que entre 194 000-17 000 a.p. el clima presentaba condiciones húmedas y frías, mientras que hace unos 2 000 años las condiciones ambientales eran muy parecidas a las actuales.

Registros ambientales en Santa Lucía. En esta área se cuenta con un estudio del polen obtenido de una secuencia estratigráfica excavada en 1977 que indica un clima seco y frío durante el Pleistoceno Tardío, que después se volvió cálido y seco, lo que causó el descenso del lago, una concentración de sales y el crecimiento de pastizales halófitos (tolerantes a la sal) en las orillas, con un estrato arbóreo compuesto principalmente por bosques de pinos y encinos, con presencia de otros grupos como alisos y ciprés.

En las excavaciones recientes para la construcción del AIFA, se observó una secuencia estratigráfica de 15 m de profundidad que muestra la evolución del lago, desde constituir un cuerpo de agua profundo durante el Pleistoceno, su evolución hacia un pantano y finalmente su desecación durante el Holoceno. Los fósiles de la fauna pleistocena están asociados a la parte intermedia y final.

Imagen: Historia de la vegetación del sur de la cuenca de México durante el Pleistoceno Tardío y el Holoceno Temprano a Medio. Ilustración: Raíces. Con información de Amiel Nieto Torres, Ana Lillian Martin Del Pozzo, Alberto Paz Pérez, Tamara Cruz y Cruz. Basado en González-Quintero, 2001. Secuencia estratigráfica de Santa Lucía, estado de México. Foto: Tamara Cruz.

Tamara Cruz-y-Cruz. Arqueóloga por la ENAH y doctora en ciencias de la Tierra por la UNAM. Profesora-investigadora del INAH. Responsable del Laboratorio de Geoarqueología de la ENAH. Docente en la licenciatura de arqueología de la ENAH. Miembro del SNI-Conahcyt.

Ana Lillian Martin del Pozzo. Doctora en ciencias por la UNAM. Investigadora en el Instituto de Geofísica, UNAM. Integrante del SNI- Conahcyt y del Comité Científico Asesor del Sistema Nacional de Protección Civil.

Irán Irais Rivera González. Arqueóloga por la ENAH y doctora en estudios mesoamericanos por la UNAM. Especialista en estudios palinológicos. Responsable del Laboratorio de Paleoambiente y Paleodieta de la ENAH. Miembro del SNI-Conahcyt.

Amiel Nieto Torres. Doctor en ciencias por el INAH, especializado en riesgos geológicos por la Universidad de Ginebra. Profesor en la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra. Miembro del SNI-Conahcyt.

Alberto   Pérez. Ingeniero geólogo por la Facultad de Ingeniería, UNAM, especializado en agua subterránea en el Programa Único de Especializaciones de Ingeniería, INAH.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Cruz-y-Cruz, Tamara, “Sala 1. Geología y Paleoambiente de la Cuenca de México”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 110, pp. 12-17.