[§2] Injc vntetl tetzavitl muchiuh, njcan
mexico: çan monomavi in tlatlac,
cuetlan, aiac ma qujtlecavi, çan monoma
tlecavi in jcal diablo vitzilobuchtli:
mjtoaia, iteioc itocaiocan Tlacateccan:
in nez ie tlatla in tlaquetzalli, in
jtec, oalqujça in tlemjiaoatl, in tlenenepilli,
in tlecueçalutl, cenca çan iciuhca
compalo in ixqujch calquavitl: njman
ie ic tlacaoaca, qujtoa. Mexicae ma vallatotoca,
tlaceviloz, amaapilol: auh in
jquac caatequjaia, in qujceviznequja,
çan ie ilhujce mopitza, aocmo vel ceuh,
vel tlatlac.
[§2] Segundo tetzáhuitl que ocurrió
aquí en México: por sí solo ardió, se encendió,
nadie le puso fuego, sólo por sí
mismo se prendió la casa del diablo
Huitzilopochtli. Se decía “su montaña”,
el lugar de nombre Tlacateccan. [Así]
se manifestó: ya arden las columnas, de
sus adentros emergen espigas de fuego,
lenguas de fuego, llamaradas de fuego
–con mucha rapidez se consumió
toda la madera de la casa. De inmediato
la gente hace ruido, dice: “Mexicanos,
vengan de prisa, hay que apagarlo,
vuestros cántaros…”. Pero cuando se le
echaba agua, [cuando] se le quería apagar,
sólo mucho más se encendía. No
pudo apagarse, todo se quemó.
Berenice Alcántara Rojas. Investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. Se especializa en el estudio del proceso de evangelización y en la traducción de textos en lengua náhuatl del periodo novohispano.
Alcántara Rojas, Berenice, “Signos del final de los tiempos. Los ocho presagios de la conquista en el Códice Florentino”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 89, pp. 54-69.