Adrián Velázquez Castro
Por su extraordinario nivel artístico y la calidad de su factura, los objetos en concha de la Huasteca están entre los más notables del México prehispánico. En su elaboración se usaron tanto especímenes marinos procedente de la cercana costa del Golfo de México como del litoral del Pacífico, y a través de estos objetos se pueden encontrar conexiones con otras regiones, como la zona maya y el Occidente de México.
Como muchos otros pueblos de la Mesoamérica prehispánica, los huastecos utilizaron las conchas de moluscos para elaborar una gran cantidad de objetos, principalmente ornamentales y rituales. Entre estos últimos se encuentran cuentas, pendientes, orejeras, tapas de orejeras, pectorales, brazaletes, pulseras, narigueras, anillos, bezotes y trompetas, aunque también se localizaron anzuelos, implementos de molienda y pulidores (Ekholm, 1944, pp. 481-483; Valladares Villacorta).
Especies
Las especies empleadas en muchas ocasiones proceden de los litorales del Golfo de México, entre las que podemos mencionar los grandes caracoles Strombus gigas, Turbinella angulata y Pleuroploca gigantea. Asimismo, se han encontrado ejemplares procedentes de las costas del Pacífico mexicano, como la madreperla Pinctada mazatlanica, las rojas conchas del Spondylus princeps y la gran lapa Patella Mexicana.
Tipos de objetos
Entre los objetos huastecos de concha destacan los ehecacózcatl, "joyeles del viento", que constituyen el pectoral característico del dios Ehécatl-Quetzalcóatl y fueron elaborados con diversas especies: Strombus gigas, Turbinella angulata y Melongena sp., lo cual dio como resultado formas pocas veces vistas en colecciones procedentes de otras partes. Así, en algunos casos el borde de las piezas fue recortado para formar lóbulos similares a pétalos de flores. Otros objetos importantes son los pectorales en forma de triángulo invertido, obtenidos de cortes longitudinales de caracoles Turbinella angulata. Varios de estos ejemplares muestran complejas escenas mitológicas logradas mediante líneas incisas, calados y perforaciones, principalmente, y constituyen expresiones inigualables de la destreza lograda en el México prehispánico en el trabajo de la concha. Uno de los ejemplares más hermosos se encuentra labrado en bajorrelieve. Al parecer estos pectorales formaban juegos con discos de concha, también trabajados mismo preciosismo, que quizás sirvieron como orejeras (Beyer, 1933).
Adrián Velázquez Castro. Licenciado en arqueología y maestro en historia y etnohistoria por la ENAH. Doctor en antropología por la UNAM. Investigador del Museo del Templo Mayor, realiza investigaciones sobre materiales arqueológicos de concha.
Velázquez Castro, Adrián, “Trabajos huastecos en concha”, Arqueología Mexicana núm. 79, pp. 54-57.
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