Un contexto de belicosidad
Durante la segunda etapa se aplicó el primer piso rojo sin cubrir el monumento. Luego se desplantó un muro de tierra encima del piso y del monumento, dejando parcialmente visible la masa pétrea. La colocación del muro sugiere que en ese momento los habitantes consideraban definitiva la posición de la escultura. Al final de la vida útil del piso, se quemó el cuarto oriental del edificio y los escombros ocultaron parte de la pieza.
En la tercera etapa se remodeló el edificio, aplicando un segundo piso de arena roja, el cual cubrió parcialmente el monumento. Se dejó una especie de “ventana” en el piso que permitió certificar la presencia del monumento.
Recuerda un hecho un tanto semejante que tuvo lugar varios siglos después en La Venta: la Ofrenda 4, una pequeña fosa en cuyo interior se colocó la famosa escena de pequeñas figurillas humanas, fue enterrada, luego destapada parcialmente y nuevamente cubierta por los propios olmecas, como si se hubiera requerido verificar que la ofrenda permanecía en ese lugar.
En la última y cuarta etapa el cuarto oriental sufrió otra remodelación durante la cual se aplicó un repello anaranjado al piso, el cual cubrió totalmente el monumento. Al finalizar esta etapa, se destruyó el extremo sur del muro y los escombros quemados se depositaron directamente encima de la escultura.
El monumento sl-112 tiene características particulares que evaden las normas del arte monumental olmeca. Su forma y representación gráfica son únicas.
Imagen: El dorso del monumento sl-112 tiene 102 afiladuras y 6 depresiones. Foto: Ann Cyphers.
Ann Cyphers. Doctora en historia por la UNAM. Investigadora en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM Especialista en el periodo Preclásico (Formativo) y, en particular, en la civilización olmeca.
Cyphers, Ann. “Un contexto de belicosidad”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 104, pp. 64-68.