Yaxchilán, Chiapas

David Arrevillaga Ferrer

Parecería imposible que en medio de una espesa vegetación selvática plagada de sonidos como el canto de las aves y los aullidos del saraguato, y bajo la mirada del majestuoso jaguar, haya florecido, a orillas del río Usumacinta, una de las ciudades mayas más impactantes. A finales de 600 a.C., Yaxchilán (“piedras verdes”, en maya) era una poderosa y gran ciudad, ejemplo de la complejidad social que caracterizó al Clásico maya de las Tierras Bajas (250-900 d.C.). El sitio cuenta con alrededor de 120 edificios en su área central, los cuales se distribuyen en tres conjuntos. Tal cantidad de estructuras es resultado de más de 400 años de actividad constructiva.

Qué ver

El primero de los conjuntos es la Gran Plaza, que se localiza en la parte baja del sitio, paralelo al río Usumacinta, y al que se llega mediante un pequeño resquicio. Ahí se levanta un gran número de edificaciones y estelas grabadas con jeroglíficos y representaciones de personajes. Al fondo de la plaza se encuentra el Edificio 6 o Templo Rojo, en el que se encontraron cerámicas lacandonas (siglos después de su abandono, la ciudad fue utilizada por los lacandones para realizar ritos ceremoniales). A la derecha de la plaza, flanqueando la escalinata de una gran plataforma, se encuentran algunas estructuras con estelas y dinteles grabados de gran calidad.

Los dos conjuntos restantes corresponden a lo que Teobert Maler designó como la Gran Acrópolis y la Pequeña Acrópolis. En la primera, a la que se llega por una elevada cuesta, destaca el Edificio 33, que resguarda en su interior una escultura decapitada del gobernante Pájaro Jaguar IV. Un estrecho sendero en medio de la selva conduce al conjunto de la Pequeña Acrópolis y la Acrópolis Sur; esta última está formada por dos plazas y sobresalen, por sus inscripciones, los edificios 42 y 44. Yaxchilán formó parte, junto con otros sitios, como Bonampak, Piedras Negras, Lacanhá, Pomoná, Palenque y Tortuguero, de la llamada provincia del Usumacinta.

Cómo llegar

De Palenque se toma la carretera fronteriza del sur a Frontera Corozal (163 km); de ahí se realiza un recorrido en lancha de alrededor de una hora hasta el sitio. También se llega por avioneta desde Tuxtla Gutiérrez, Palenque, Ocosingo y Comitán, en Chiapas, y Tenosique, en Tabasco. En Frontera Corozal se encuentra el centro turístico Escudo de Jaguar y se vende gasolina en bidones.

 

David Arrevillaga Ferrer. Nació y falleció en la Ciudad de México, editor, licenciado en economía por la UNAM. Trabajó en el ramo editorial por 20 años. Fue miembro del equipo editorial de Arqueología Mexicana.

 

Arrevillaga Ferrer, David, “Yaxchilán”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 20, pp. 54-57.