Cuando los españoles llegaron a territorio tlaxcalteca, los señores tlaxcaltecas hicieron una elección esencial para el resultado de la conquista española: fraguaron una alianza. Capitanes y soldados tlaxcaltecas se distinguieron subsecuentemente en muchas conquistas españolas proveyendo lo que era necesario para la victoria. A cambio, los tlaxcaltecas fueron recompensados con títulos, tierras y privilegios en una alianza estratégica que continuaría hasta bien entrado el siglo XVIII.
Cuando Hernán Cortés se propuso conquistar Tenochtitlan, estratégicamente viajó vía Tlaxcala con la esperanza de sacar provecho de una enemistad de siglos entre Tlaxcala y el imperio azteca. Su táctica rindió frutos. Se forjó una alianza y pronto marcharía Cortés hacia Tenochtitlan con un gran ejército tlaxcalteca a su lado.
Después de que su enemigo común fue derrotado, capitanes y soldados tlaxcaltecas continuaron activos en el ejército de Cortés, entre otras ocasiones en 1522, cuando partieron a Pánuco. Durante las campañas de conquista en Guatemala, entre 1524 y 1527, Pedro y Jorge de Alvarado tuvieron también en sus filas a un crecido número de tlaxcaltecas, y estos últimos viajarían con los españoles tan al sur que llegaron a Nicaragua.
Entretanto, en 1530, Nuño de Guzmán aprovechó los servicios de tlaxcaltecas en el noroeste de México, y más tarde soldados tlaxcaltecas marcharían a la región del Mixtón (1540-1541) y a la Guerra Chichimeca en Nueva Galicia (1550-1590). La mayor parte de los conquistadores tlaxcaltecas nunca volvieron a su tierra. Si no murieron, se asentaron en áreas recientemente conquistadas para vencer la resistencia local y ayudar a pacificar la región.
Aunque los tlaxcaltecas no fueron los únicos aliados indígenas de los españoles, se contaron entre los primeros y su papel está relativamente bien documentado. Figuran de manera prominente en las relaciones de conquistadores y cronistas españoles –sin que se les aprecie del todo. Cuentan también su propia historia en peticiones, cartas y probanzas de méritos (a menudo inéditas) dirigidas al rey español, así como en documentos pictóricos hechos por los tlacuiloque (escritores-pintores) tlaxcaltecas, como el famoso Lienzo de Tlaxcala.
Llegada de los españoles
Los españoles arribaron a tierras tlaxcaltecas en septiembre de 1519. En ese tiempo, Tlaxcala era una de las más fuertes entidades políticas del Centro de México, a pesar de hallarse también económicamente aislada y en guerra continua con el poderoso imperio azteca. Aunque los mexicas nunca conquistaron Tlaxcala, numerosos hombres y jóvenes tlaxcaltecas perdieron la vida combatiendo o, si eran capturados, sacrificados en los altares de Tenochtitlan. Cortés había llegado a Tlaxcala, por tanto, en busca de un fuerte aliado.
Los historiadores ofrecen informes contradictorios respecto al establecimiento de la alianza hispano- tlaxcalteca. Una narración sostiene que los señores tlaxcaltecas recibieron a los españoles amistosamente, ansiosos de aliarse con ellos. Otra asevera que enviaron al principio grandes ejércitos para derrotar a Cortés, y que “la consternación acerca del arribo de los españoles en Tlaxcala fue tal que sólo los guerreros habían permanecido en la ciudad, y que el resto de la población había huido a esconderse en las cuevas de la montaña Matlalcueyes”. Esto produjo que los señores tlaxcaltecas se dividieran. Unos votaron por la resistencia militar, de aquí la hostil recepción inicial. Otros votaron por la negociación. Sólo después de tres ataques militares infructuosos contra el ejército de Cortés, la voz de los últimos prevaleció.
Animados por Xicoténcatl, el jefe tlaxcalteca de Tizatlan, los señores mudaron su estrategia y decidieron hablar con el hombre que decía que “venía en nombre de un gran señor que se llamaba el emperador D. Carlos”. En esta reunión, Cortés les dijo a los señores que venía a “visitar y ayudar en lo que se ofreciese y a castigar a Moctheuzoma”, al que incluyó estratégicamente como “su capital enemigo”. Pronto, después de las cortesías habituales, ritos de entrega de regalos y negociaciones, la alianza fue un hecho. Para consolidar la nueva alianza, los señores tlaxcaltecas entregaron sus hijas a los capitanes españoles, algunas de las cuales servirían más tarde como enlaces cruciales entre los capitanes españoles y sus amigos tlaxcaltecas.
Florine Asselbergs. Recibió su doctorado cum laude por la Universidad de Leiden, Países Bajos, en 2004. Se especializa en el desciframiento de manuscritos pictóricos nahuas, y en la conquista española de México y Guatemala enfocada desde la perspectiva nahua. Trabaja como diplomática e investigadora independiente en Dubai, Emiratos Árabes Unidos.
Asselbergs, Florine, “El papel de los tlaxcaltecas en la conquista”, Arqueología Mexicana núm. 139, pp. 60-65.
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