Michel R. Dudijk
La escritura zapoteca tiene sin duda la historia más larga de Mesoamérica. Desde el momento en que los zapotecos comenzaron a grabar textos en piedras, aproximadamente en 500 a.C., no han dejado de escribir hasta hoy en día. Sin embargo, la forma, la temática y la conceptualización de la escritura han cambiado durante este largo periodo
Los cambios en la escritura zapoteca podemos atribuirlos al contexto en el que se elaboraba un documento, contexto en el que el escriba siempre se adaptaba a la necesidad del momento para elegir la forma en la que lo produciría, sin olvidar la tradición en la que trabajaba.
El Clásico
Desde que los zapotecos empezaron grabar en piedra sus textos glíficos y pictográficos, la escritura estaba relacionada con el poder del Estado y con los señores que lo regían. Cuando Monte Albán, el centro político zapoteco del periodo Clásico, controlaba el Valle de Oaxaca y algunas otras regiones, sus señores erigían grandes "programas" de textos elogiando sus conquistas y el sacrificio de los señores conquistados. No entendemos los textos glíficos porque el corpus es muy reducido y la relación entre estos glifos y la lengua zapoteca todavía no ha sido establecida.
Sin embargo, los "programas" pictográficos del Clásico son muy claros y muestran topónimos de comunidades conquistadas, señores sacrificados e incluso a un señor de Monte Albán delante de un grupo de señores atados. Con estos textos, el Estado de Monte Albán quiso mostrar a sus pueblos sujetos lo que había hecho y lo que podría hacer si uno de ellos se rebelaba.
El Posclásico
A finales del Clásico y principios del Posclásico la escritura cambió. Ya no se utilizaban textos glíficos sino solamente pictografía y los textos ya no eran del Estado sino de carácter privado o individual; asimismo, se elaboraban sobre todo en sitios fuera de Monte Albán. El primer aspecto puede ser un indicio de que la población que vivía en el Valle de Oaxaca era más heterogénea que ames, por lo cual se necesitaba un sistema de escritura que no estuviera basado en alguna lengua, como ocurre con el sistema glífico. El otro a'>pecto sugiere que el poder del Estado estaba disminuyendo. lo cual permitía que los señores locales construyeran sus propias esferas de poder. La legitimidad de estos gobernantes venía de su descendencia de un ancestro fundador.
El fundador de una casa real nacía de un lugar sagrado, un árbol, un río precioso o una piedra, y después de su muerte se convertía en objeto de culto del reino que él mismo había fundado. La descendencia por línea recta de ese fundador legitimaba al gobernante, quien con su estatus sagrado se convertía en el intermediario entre el pueblo y sus ancestros, quienes eran fundamentales para el bienestar del pueblo. Los súbditos del señor reconocían la importancia de la posición de su gobernante para la supervivencia del pueblo y en compensación le pagaban tributo y le hacían servicios personales. Así se explica la tradición de presentar extensas genealogías e historia:, sagradas en los documentos pictográficos, los cuales funcionaron como prueba de la relación entre un gobernante y el fundador de la casa real.
Michel R. Oudijk. Investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Lleva a cabo estudios sobre la escritura alfabética zapoteca ,que es una continuación de sus trabajos sobre documentos pictográficos zapotecos.
Oudijk, Michel R, “La escritura zapoteca”, Arqueología Mexicana núm. 70, pp. 32-35.
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