Oaxaca
Alfonso Caso e Ignacio Bernal, en su libro Urnas de Oaxaca, muestran que para los mayas y los zapotecas el murciélago era una deidad muy importante y que con frecuencia se le representaba con características humanas y nunca en una forma natural. En el panteón de Monte Albán, Oaxaca, el dios Murciélago está relacionado con la fertilidad y con el dios del maíz, y destaca por la cresta, las cejas y el tragus de las orejas en forma de hoja, que en algunos casos se multiplica hasta formar un collar. Por el estilo de algunas representaciones, esta deidad podría confundirse con el tigre, pero su cresta siempre lo caracteriza plenamente.
Del periodo II de Monte Albán (200-300 a.C.) se han localizado figuras de barro, con influencia maya, que representan varios dioses, entre ellos el dios Murciélago. Los zapotecas lo adoptaron y era uno de sus más importantes dioses; también se conocen numerosas representaciones de periodos posteriores, principalmente de los llamados IIIB y IV. Bartholomew atribuye el origen del culto al murciélago a la cultura maya y considera que el desarrollo que hicieron los zapotecas fue posterior a la transición entre los periodos II y III. Sin embargo, en el Edificio II, tumba 12, de San José Mogote se localizó-una urna funeraria con la representación del dios Murciélago perteneciente al Preclásico, fase Monte Albán II.
El murciélago, al igual que el jaguar, fue uno de los dioses principales de las épocas II-III de Monte Albán (100-500 d.C.). Es posible que en esa época gente de Monte Albán proviniera del área maya y trajera con ella el culto al murciélago. Sobre esto, Alfonso Caso y colaboradores señalan: "Parece en consecuencia que la idea de adoración del murciélago, fue traída del sur por las gentes de la época II [...]y que después se continúo hasta el final de Monte Albán". Tal vez se trataba de un grupo pequeño de jefes-sacerdotes que procedían del altiplano de Chiapas o de Guatemala, pues aquí se advierten algunos rasgos semejantes. Es probable que estos elementos -premayas en cierta manera se transformaran en objetos al estilo de Oaxaca y que hayan sido producidos localmente, no importados. Una vez en Oaxaca, la imagen del dios murciélago pudo haberse difundido en diversas regiones, aun fuera de Mesoamérica. En Moundville, Alabama, la cabeza de animal de una pipa de barro fechada después de 900 d.C. parece mostrar la efigie de un murciélago con claro influjo zapoteca.
El murciélago ha sido representado de diversas maneras: de pie, con máxtlatl, en forma de vaso e imitando una garra semejante a la de un ave, o en la parte central de un vaso ya sea completo o sólo la cabeza. Asimismo, hay deidades que llevan un yelmo en forma de cabeza de murciélago, de cuyas fauces sale el rostro del dios, como la deidad Quiépelagayo, "5 flor", que muestra características del animal.
Muchas urnas de Oaxaca muestran representaciones de dioses o bien de sacerdotes ataviados como dioses; es probable que se trate de víctimas sacrificadas al dios o representadas como éste. Paul Westheim señala que en una urna zapo teca que se encuentran en el Museo de Historia Natural de Viena se ve la efigie del dios Murciélago. La urna se distingue de otras por las orejas del dios, formadas por dos mazorcas de recia plasticidad. Otra de las urnas muestra al dios Cocijo con un tocado en que se ven siete mazorcas, símbolo de la abundancia de las cosechas, lo cual no es extraño pues Cocijo es una deidad de la lluvia y, como tal, fecundador de las milpas; al parecer, este dios tiene su origen en el Preclásico. Sn duda, las orejeras antes mencionadas insinúan que el dios Murciélago tuvo cierta importancia en el culto del maíz, uno de los varios aspectos que abarcaba. Al parecer, los zapotecas lo relacionaban con Pitao Cozobi, su dios del maíz y de los mantenimientos. Este dios es el segundo en importancia dentro del panteón zapoteca y se le conoce también como el dios del glifo L, que tiene mucha semejanza con el signo ollin, que significa "movimiento" o " temblor" entre los aztecas.
Como dios nocturno que sale de las cuevas al ponerse el Sol, el murciélago era también asociado con el jaguar. Este último proviene de la cultura olmeca, en la que se le rindió culto, y pasó al panteón zapoteca, en el que se le deificó y relacionó con el espíritu de la tierra y del agua, y por tanto con Cocijo. El jaguar se representa, por lo común, en forma naturalista, en distintas posiciones, con una oquedad en forma de cilindro en el lomo o en la parte posterior, donde probablemente se depositaban las ofrendas. En una de las urnas del Museo Nacional de Antropología, el dios Murciélago lleva un collar del cual pende una cabeza de jaguar.
Tomado de María Teresa Muñoz Espinosa, “El culto al dios Murciélago en Mesoamérica”, Arqueología Mexicana núm. 80, pp. 17-23.
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