La imagen del jaguar en el suroeste de Mesoamérica fue común; se representó a los felinos en poses antropomorfas o zoomorfas o en figuras humanas con atributos de jaguar. En la primera modalidad es imposible determinar el género de los personajes, pero la sobreposición de características humanas y felinas en la segunda modalidad permite en ocasiones hacer identificaciones genéricas. Aunque hay evidencia de que en las antiguas sociedades mesoamericanas la mujer llegó a ocupar cargos políticos de gran importancia, datos procedentes de códices, lienzos y documentación europea (litigios, censos y diccionarios) hacen evidente que en cuestiones de herencia y sucesión de cargos habrá una preferencia hacia la línea paterna.
En un basurero adyacente a la plataforma oeste del Edificio M de Monte Albán, Oaxaca se encontró completa pero fragmentada una escultura de cerámica que representa a un jaguar sedente y policromo. Piezas semejantes en cerámica o piedra se conocen en varias partes de Mesoamérica. Este ejemplar pertenece a la cultura zapoteca del Clásico.
Tomado de Javier Urcid Serrano, “El simbolismo del jaguar en el suroeste de Mesoamérica”, Arqueología Mexicana núm. 72, pp. 40-45.
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