Ek’ Balam y sus vecinos

Ek’ Balam tuvo vínculos de diversa naturaleza con los sitios que lo rodeaban, muchos de los cuales debieron estar bajo el dominio e influencia del reino de Talol. No tenemos información de la gran mayoría de esos sitios, pero las investigaciones más recientes han revelado interesantes datos de las relaciones con Chichén Itzá y Kulubá.

Por ahora tenemos más información de Chichén Itzá, con las evidencias más recientes encontradas en el Grupo de la Serie Inicial por el Dr. Peter Schmidt y los arqueólogos José Osorio y Francisco Pérez, que han permitido establecer un nuevo y más temprano complejo cerámico llamado Yabnal-Motul, entre 600 y 850 d.C., fechas que suponen como el comienzo del desarrollo y crecimiento de Chichén Itzá; la cerámica obtenida está formada por numerosas vasijas idénticas a las de Ek’ Balam, que son en realidad la cerámica pizarra ahí producida. Los datos recuperados en los complejos arquitectónicos más tempranos de Chichén Itzá indican que, para esos tiempos, los dominios de Ek’ Balam llegaban hasta aquel sitio (Vargas y Castillo 2006, pp. 204-205). En el recinto amurallado de Ek’ Balam es muy significativa la inexistencia de arquitectura itzá, así como la casi completa ausencia de materiales cerámicos Sotuta –mientras que en la periferia son muy escasos–, lo que indica la autonomía de Ek’ Balam ante el surgimiento de Chichén Itzá como potencia del Clásico Terminal (Vargas et al.,  s.f.1).

Otro elemento en común con Chichén Itzá es la presencia de esculturas de estuco modelado en la Subestructura de los Estucos, cubierta por la Estructura 5c4-1 del Grupo de Serie Inicial (Osorio, 2005), que siguen la pauta estilística de los trabajos de estuco exquisitamente desarrollados en Ek’ Balam.

Los textos jeroglíficos indican una relación muy significativa con Chichén Itzá; hay menciones de Ek’ Balam en la Casa Colorada y en Halakal; además, el Dr. Alfonso Lacadena ha señalado que ciertas características consideradas como propias del estilo de escritura de Chichén Itzá son, en realidad, innovaciones aprendidas de Ek’ Balam (2005, p. 69).

Ek’ Balam no fue sólo un lugar de gran producción artística, también fue un foco de difusión. Es el caso de la pintura mural en la región; al comparar la de este sitio con la de Chichén Itzá, la Dra. María Luisa Vázquez de Ágredos (2010, pp. 187- 204; et al ., 2014, p. 294) ha señalado similitudes que incluyen la preparación de los aplanados de cal y la de los colores. No sólo se trata de las tradiciones y las técnicas comunes en la pintura mural de las Tierras Bajas Mayas, sino de soluciones concretas y únicas, lo cual hace pensar a los autores que los descendientes de los pintores de Ek’ Balam, o ellos mismos, se trasladaron a Chichén Itzá en el Clásico Terminal.

Estamos seguros de que, realizando nuevos análisis, podríamos encontrar más afinidades con la pintura mural de Chichén Itzá, y quizá también con la de otros sitios vecinos, basándonos en los importantes estudios que la Dra. Alejandra Alonso Olvera inició desde 2003 acerca de la caracterización de los materiales constitutivos y la tecnología utilizada en Ek’ Balam y en los que ahora participamos en conjunto con un equipo multidisciplinario del INAH  y de la UNAM  (Vargas et al.,  s/f 2).

En cuanto a Kulubá, el Dr. Alfredo Barrera y el Arqlgo. Carlos Peraza consideran que en el Clásico Tardío, cuando el sitio tuvo su mayor desarrollo, recibió la influencia de Cobá y Ek’ Balam, mientras que durante el Clásico Terminal/Posclásico Temprano se dio una fuerte interrelación con Chichén Itzá (2006, pp. 408-409). Como el Dr. Barrera hace notar, Kulubá comparte rasgos arquitectónicos Chenes y Puuc con Ek’ Balam, especialmente en la decoración (Barrera, 2016, p. 117). Los estudios de los doctores Kam Manahan y Traci Ardren (2010, pp. 11, 20) en Xuenkal, ubicado a 25 km de Ek’ Balam, indican la existencia de un asentamiento Cehpech hacia la periferia del sitio y una fuerte e inesperada ocupación en el Clásico Tardío. Esto sugiere que Xuenkal pudo  haber compartido lazos más fuertes de lo que previamente se había postulado con los cercanos vecinos de Ek’ Balam, Kulubá y Cobá.

 

Tomado de Leticia Vargas de la Peña y Víctor Rogerio Castillo Borges, “Ek’ Balam y el reino de Talol. Origen y legado”, Arqueología Mexicana núm. 145, pp. 38-44.

 

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