Mentiras y verdades. Las muertes en Tlatelolco

Eduardo Matos Moctezuma

Hace varios años que di una conferencia sobre Tlatelolco y comenté que era lugar de infortunio al ser conquistado por el tlatoani mexica tenochca Axayácatl, en 1473; además, fue el sitio de la última resistencia mexica en 1521; allí ocurrió la matanza de estudiantes hace 50 años, y el temblor de 1985 se sintió con singular fuerza en el lugar. Sin embargo, y a diferencia de Tenochtitlan, Tlatelolco conservó su nombre mientras que la ciudad tenochca lo perdió. ¿A qué me refiero con esto? Hoy en día nadie dice “voy a ir a Tenochtitlan” para indicar que se dirige al centro

de la actual Ciudad de México, en cambio, el nombre de Tlatelolco es referente obligado cuando de ella se habla. Veamos cada uno de estos acontecimientos que hoy son parte de la historia del México antiguo y del México de hoy.

La conquista de Tlatelolco en 1473

Las dos urbes mexicas, Tenochtitlan y Tlatelolco, florecían de manera notable. La primera estaba en plena expansión como sede del imperio y sus gobernantes habían logrado que el solo nombre de la ciudad tenochca hiciera temblar a sus enemigos. Por su parte, Tlatelolco había desarrollado el comercio a grado tal que los pochtecas se hacían presentes en diversas partes de Mesoamérica, a la vez que su mercado gozaba de gran presencia como lugar de acopio y distribución de productos. La rivalidad entre estas ciudades gemelas está presente desde que llegan a asentarse en Tenochtitlan y poco después un grupo inconforme se asienta al norte de Tenochtitlan en 1337 d.C. Cada pueblo tiene su propio tlatoani y las rencillas se van a dar cada vez más fuerte hasta que, en 1473, la guerra es inevitable. Se han esgrimido diversas causas, pero pienso que el poder económico de Tlatelolco era deseado por Tenochtitlan, lo que hará que se desencadenen los combates. El final lo conocemos: Axayácatl de Tenochtitlan vence a Moquíhuix de Tlatelolco y a partir de aquel momento esta última queda sujeta a la primera. Es tal el encono que el tlatoani vencedor ordena que el templo principal sea arrasado y quede convertido en un basurero. En palabras de Durán: “porque quería que aquel templo [el Templo Mayor de Tlatelolco] fuese secreta y muladar de los mexicanos, como ellos [los tlatelolcas] habían jurado de hacer el de la ciudad de México” (Durán, 1951, p. 269).

La conquista de Hernán Cortés en 1521

Las huestes mexicas se han replegado hacia Tlatelolco, lugar de la última resistencia en contra de los españoles y sus aliados indígenas. Los combates no cesan y finalmente Cuauhtémoc es capturado y llevado preso ante Cortés. Según Bernal Díaz, el tlatoani se dirige sin preámbulos al capitán español y le dice: “Señor Malinche, ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad, y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en la cintura y mátame luego con él” (Díaz del Castillo, 1943, p. 159). En otras ocasiones he comentado que lo que pide el joven guerrero es que lo sacrifiquen, pues ese era el destino de los presos en combate.

La versión tlatelolca está escrita por un indígena anónimo de Tlatelolco en lo que conocemos como Relato de la Conquista, originalmente escrito en náhuatl en 1528 y traducido por el padre Ángel María Garibay. El escrito, depositado en París, abarca desde la llegada de los españoles hasta la caída de Tlatelolco. Un pasaje singularmente interesante es aquel que menciona cómo las mujeres también participaron en los combates. Dice así: “Fue cuando también lucharon y batallaron las mujeres de Tlatelolco lanzando sus dardos. Dieron golpes a los invasores; llevaban puestas insignias de guerra; las tenían puestas. Sus faldellines llevaban arremangados, los alzaron para arriba de sus piernas para poder perseguir a los enemigos” (Anónimo de Tlatelolco, 2003, p. 106).

Tlatelolco en 1968

Este año se cumple medio siglo de la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. Nunca se ha podido precisar el número de jóvenes muertos pero la masacre tuvo lugar en Tlatelolco y aún hoy en día la herida no se restaña. Este acontecimiento ha quedado escrito en la historia de nuestro país como un suceso que marcó para siempre a la nación.

El temblor de 1985

A las 7:19 de la mañana del 19 de septiembre de 1985 un temblor sacude las entrañas de la tierra y muchos edificios de la ciudad de México recienten el fenómeno. Algunos de los edificios de Tlatelolco caen por la acción del sismo, llevándose entre sus escombros la vida de numerosas personas. Los vestigios prehispánicos y coloniales no sufren deterioros mayores pero aquel momento quedó grabado en las mentes de muchas personas que sufrieron en carne propia el acontecimiento. La ciudad mutilada tardará en recobrarse pero las muertes provocadas por el temblor jamás podrán recuperarse.

 

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.

 

Matos Moctezuma Eduardo, “Las muertes en Tlatelolco”, Arqueología Mexicana, núm. 151, pp. 34-39.

 

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