Los reinos y capitales mayas que se fundaron entre los siglos IX y XIV no escaparon al influjo del mito que relataba la fundación del primer reino en la legendaria Tollán-Teotihuacán y alguno de ellos fueron declarados hechura tolteca. Chichén Itzá, por ejemplo, fue considerada por largo tiempo una fundación de los toltecas de Tula, el reino gobernado por el legendario Ce Ácatl Topilzin Quetzalcóatl. La imagen de la Tula de Hidalgo se confundía con la de Chichén Itzá, la ciudad que impuso su poder en la península de Yucatán. Entonces se afirmaba que Tula y Chichén Itzá eran ciudades gemelas. por sus semejanzas arquitectónicas y de símbolos guerreros. También se decía que Tula era anterior en el tiempo a Chichén Itzá, y que ésta había sido fundada bajo la influencia de los toltecas del centro de México.
La idea de una Chichén ltzá fundada por toltecas en la tierra maya nunca fue bien aceptada. Quienes primero rechazaron estas interpretaciones propusieron una colonización del norte de Yucatán hecha por los mismos mayas. Afirmaron que al comenzar el siglo X un grupo maya de habla putún, asentado en la región de Xicalango (Tabasco), acentuó su presencia en la zona costera de la península. donde desde tiempo atrás había manejado el tráfico comercial entre la región maya, la costa del Golfo y el México central.
Poco más tarde los putunes, a quienes los arqueólogos consideran muy influidos por los toltecas del México central. se mezclaron con los mayas nativos y fundaron una ciudad que llamaron Chichén ltzá, que en un lapso brevísimo vino a ser el centro político de la península.
Esta interpretación negaba entonces que Chichén ltzá hubiera sido una colonia tolteca y proclamaba la existencia de una fundación maya. mezclada con emigrantes de estirpe tolteca. Nuevas pruebas de radio carbono, de fechas grabadas en los monumentos de Chichén ltzá reforzaron esta tesis. Según estos dalos los principales edificios de Chichén ltzá se construyeron entre los años 800 y 948, mientras que las fechas aceptadas para el florecimiento de la Tula de Hidalgo son los años de 950 a 1150. Esta nueva cronología contradice entonces la influencia de los toltecas de Tula en Chichén Itzá.
Por otra parte, cuando las crónicas yucatecas relatan que Chichén ltzá fue fundada por gente originaria de Tollán y que en esta ciudad sus ancestros recibieron las insignias del mando y los títulos de gobierno, debe entenderse que esos textos se refieren a la Tollán local, a Tikal o a Kalakmul. De modo que Chichén ltzá no fue fundada por los toltecas de Tula ni por mayas mexicanizados (los putunes) procedentes de las costas de Tabasco y Campeche, si no por gente maya originaria del sur. La más persuasiva de estas interpretaciones advierte que desde los siglos IV a VI los reinos del sur se enfrascaron en contiendas por la supremacía regional. Dos grandes coaliciones políticas de entonces, una centrada en Tikal y la otra en Kalakmul, se trabaron en guerras continuas y alternativamente tuvieron victorias y derrotas que modificaron el mapa político del Petén, provocando constantes movimientos de población.
Enrique Florescano. Realizó estudios de historia en El Colegio de México y en la Universidad de París. Ha publicado varios libros y artículos. Su labor científica le ha valido diversas distinciones.
Florescano, Enrique, “Tulán en la tierra maya”, Arqueología Mexicana, núm. 42, pp. 68-71.
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