El Posclásico Tardío, fechado entre 1250 y 1524 d.C., se caracteriza por una serie de cambios tanto sociales como en la arquitectura y en los asentamientos, que contrastan con los del periodo anterior. Un rasgo importante fue la naturaleza expansionista del reino quiché, con su capital Utatlán, que lo llevó a dominar la región. Con esto se dio un gran crecimiento de la población y surgió un nuevo sistema político y religioso. La mayor parte de la información sobre el tema procede de excavaciones arqueológicas y de los relatos de los españoles, así como de textos indígenas, entre ellos el Popol Vuh y el Memorial de Sololá. En éstos se abordan las luchas entre quichés, cakchiqueles y otros pueblos, así como aspectos religiosos, mitológicos y sociales. En el Memorial
de Sololá se cuenta:
...fue verdaderamente terrible cuando llegaron los quichés. Pero con gran rapidez bajaron a rodearlos –los cakchiqueles–, ocultándose para formar un círculo, y llegando al pie del cerro se acercaron a la orilla del río... El choque fue verdaderamente terrible. Resonaban los alaridos, los gritos de guerra, las flautas, el redoble de los tambores... Pronto fueron derrotados los quichés, dejaron de pelear y fueron dispersados, aniquilados y muertos los quichés. No era posible contar los muertos.
Se ha propuesto que los señoríos del Posclásico en los Altos de Guatemala eran de origen tolteca; algunos han explicado esto como producto de una migración que llegó de Tula, Hidalgo, aunque la referencia a este sitio en los textos es muy vaga y en realidad podría tratarse de varios lugares; otros proponen que tuvieron un origen local, si bien recibieron influencia del Centro de México. Existen algunas referencias entre los pueblos mayas del Posclásico que aluden a Tula como un gran centro de civilización; algunas de esas referencias han sido asociadas con los sitios de Tula, Teotihuacan y Cholula. Así, en el Memorial de Sololá se afirma:
Escribiré las historias de nuestros primeros padres y abuelos que se llamaban Gagavitz el uno y Zactecauh el otro; las historias que ellos nos contaban: que del otro lado del mar llegamos al lugar llamado Tulán, donde fuimos engendrados y dados a luz por nuestras madres y nuestros padres, ¡oh hijos nuestros!
Asentamientos y arquitectura
Las principales capitales del Posclásico en los Altos de Guatemala fueron: Utatlán, del reino quiché; Iximché, del cakchiquel; Zaculeu, del mam; y Mixco Viejo, del chajomá. Otros centros importantes eran Cauinal y Cahyup. La mayoría de los sitios se encontraba en terrenos altos, sobre cerros y montañas generalmente rodeados por barrancos, en una posición defensiva ante los constantes conflictos interregionales. Algunos otros sitios tenían ubicaciones distintas, como Cauinal, situado en la vega del río Blanco.
En la construcción de los edificios de esos sitios se utilizó una piedra local, adobe y otros materiales. Los edificios se recubrían con una gruesa capa de estuco, el cual se renovaba cuando cambiaban los dirigentes, y posteriormente se pintaban de rojo, azul, amarillo y negro. Algunos murales tienen características del estilo Mixteca-Puebla del Centro de México, un argumento más para confirmar su influencia en la región. La difusión de este estilo por varios lugares de Mesoamérica demuestra los contactos a larga distancia que había en esa época. Los templos gemelos con doble escalinata, los juegos de pelota cerrados, las estructuras alargadas (conocidas como casas largas o del consejo) y los pequeños altares dentro de las plazas son otros rasgos arquitectónicos típicos del Posclásico, en los que también se observan influencias del Centro de México. Los altares podían ser circulares y estaban asociados con el culto a Kukulkán- Quetzalcóatl. Algunos centros tenían palacios con columnas, patios y calzadas, y las plazas eran las sedes del poder político y religioso de un linaje noble o de varios grupos de linajes. Los templos dobles representaban las alianzas entre dos grupos, cuyos dioses eran venerados de igual manera, y se encontraban en los sitios de Mixco Viejo, Iximché y Cauinal.
Bárbara Arroyo. Doctora en arqueología, investigadora y catedrática del Departamento de Arqueología de la Universidad del Valle de Guatemala. Su especialidad es el estudio de los asentamientos del Formativo Temprano en la costa del Pacífico del sureste de Mesoamérica
Arroyo, Bárbara, “El Posclásico Tardío en los Altos de Guatemala”, Arqueología Mexicana, núm. 50, pp. 38-43.
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