Hernán Cortés y sus hombres, tiempo después de recuperarse en Tlaxcala, iniciaron la conquista de México-Tenochtitlan. Se detuvieron en Texcoco y desde ahí planearon el ataque; se fueron por Cuauhtitlán hasta Tacuba, y allí se dividieron en varios grupos para rodear la ciudad: Pedro de Alvarado se fue por el camino de Tacuba a Tlatelolco y Hernán Cortés por el camino que va de Coyoacán a México. Se dieron las primeras batallas en Nonoalco y Acachinanco, y los mexicas resistieron muy bien los ataques.
Entonces, decidieron comenzar los ataques por agua. Cortés había mandado labrar 12 bergantines en Tlaxcala, que sus aliados indígenas transportaron hasta Texcoco en donde los armaron, y con ellos comenzaron los ataques en Acachinanco, cerca de Tenochtitlan; pusieron sus banderas, tocaron los tambores y atacaron a los mexicas que tenían sus casas en el agua. Por el lado de Tlatelolco también se inició la guerra en el agua, los tlatelolcas peleaban en sus canoas; los españoles reventaban los muros de las acequias con la artillería, abriéndose camino hasta Huitzilan, donde también derribaron la pared.
Al derribar el muro, los aliados indígenas llenaron de piedras y maderos la acequia para poder entrar a la ciudad. Enviaron los caballos y comenzaron a matar a los que encontraban a su paso, la gente corrió para resguardarse. En medio de la batalla, los guerreros tlatelolcas derribaron a un soldado español que iba a caballo, le quitaron la lanza y con ella lo mataron. Luego los españoles avanzaron hasta un patio que se llamaba Cuauhquiyáhuac (porque tenía una estatua muy grande de un águila), llevando consigo un cañón. Había mucha gente que se escondía tras las gruesas columnas del edificio y comenzaron a tirar cañonazos mientras le gente huía.
Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.
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Matos Moctezuma, Eduardo, “La muerte de Moctezuma”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 93, pp. 46-55.