Cosmos y comida
Con el tiempo, se difundió la noticia de la excelencia natural de este lugar, lo cual disparó un proceso de colonización que fue el comienzo de la trayectoria olmeca hacia la complejidad. El entorno natural se volvió un paisaje cultural.
En ese entonces la Isla de San Lorenzo era un entorno virgen. El lomerío tenía selva alta y un suelo delgado y fértil. Las llanuras que la rodeaban tenían una hidrología dinámica que proveía abundantes alimentos acuáticos y las vías fluviales favorecieron la comunicación y el transporte.
Siempre se ha tenido la visión de que los olmecas comían maíz porque el modelo predominante era el de la llamada revolución neolítica, un concepto que V. Gordon Childe aplicó al Viejo Mundo. En el modelo de Childe la domesticación de ciertas plantas y animales hizo posible la agricultura, la vida sedentaria y el surgimiento de la civilización.
El modelo de Gordon Childe se basa en la idea de que las sociedades complejas requerían de granos para su desarrollo por sus ventajas. Por ejemplo, el grano seco se puede almacenar, lo cual es una buena manera de crear riqueza. Otro beneficio es su rendimiento a partir de la intensificación, lo cual tiene la finalidad de incrementar la producción.
No obstante los beneficios que puede aportar el cultivo de granos, no son óptimos para todas las sociedades y sus entornos. El surgimiento de la civilización olmeca en San Lorenzo no se basó en la agricultura de maíz.
Imagen: Excavación de la secuencia de fogones en un islote, los cuales se destruyeron consecutivamente por inundación. Foto: Ann Cyphers. La tortuga lagarta, Chelydra serpentina, fue un alimento importante para los olmecas. Foto: Adolfo Malpica.
Ann Cyphers. Doctora en historia por la UNAM. Investigadora en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM Especialista en el periodo Preclásico (Formativo) y, en particular, en la civilización olmeca.
Cyphers, Ann. “Cosmos y comida”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 104, pp. 16-23.