En memoria de Alfredo López Austin
Ídolos en los murales
En 1914, Saturnino Herrán comenzó los bocetos para un tríptico destinado a decorar el Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, con el título de Nuestros dioses. Herrán hizo una buena cantidad de dibujos para esta obra (no todos se conocen), y sólo pudo realizar el primer tablero del tríptico antes de morir, al final de 1918.
Se conservan tres bocetos acuarelados en escala de uno a uno, en cuya composición central aparece una amalgama de dos figuras: la figura de la Coatlicue del Museo Nacional, adornada con guirnaldas de cempasúchil, y una crucifixión subsumida en el centro del famoso monolito mexica.
Flanqueada por dos largos tableros laterales que representaban el culto simétrico de los conquistadores españoles y de los indígenas, el tríptico de Herrán anticipa la fuerza renovada que adquirirían, en la posrevolución, las ideas evolucionistas acerca del mestizaje.
Coatlicue sería una figura favorita para la reelaboración simbólica de los pintores del siglo XX, y en las siguientes páginas la veremos reaparecer en los murales de Diego Rivera (Fausto Ramírez, 1990, pp. 30-31; El Pueblo, 1918, 1914a, 1914b).
Imagen: Saturnino Herrán, Nuestros dioses: Coatlicue transformada, 1914-1915. Museo de Aguascalientes. Foto: Wikimedia Commons.
Renato González Mello. Doctor en historia del arte por la UNAM. Curador del Museo Carrillo Gil (1989-1992), Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
González Mello, Renato, “Ídolos en los murales”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 105, pp. 13-39.