Las cuencas lacustres del altiplano jalisciense desempeñaron un papel destacado en la conformación y consolidación de las redes de intercambio en el Occidente de México. Estas áreas fungieron como zonas de engranaje entre distintas subregiones, pero además fueron escenario de una especialización artesanal y una producción a gran escala de recursos.
Las cuencas lacustres son espacios ricos en recursos naturales, de ahí que han sido escenarios favorables para la ocupación humana desde la antigüedad. La desecación parcial de un gran lago del Plioceno (entre 5 y 3 millones de años antes del presente) dio lugar a una serie de cuencas en el límite occidental del Eje Neovolcánico, entre ellas las de Chapala y Sayula.
El lago de Chapala constituye el cuerpo lacustre más grande de México, con aguas dulces y someras que han favorecido la actividad pesquera en el pasado y en el presente. Por su parte, en la cuenca de Sayula el suelo es rico en carbonatos de sodio, que en tiempos de secas emergen como cristales y forman lo que se conoce como costras de sal o salmuera, con los cuales se produjo sal desde la época prehispánica hasta mediados del siglo XX.
Durante la época prehispánica, ambas zonas tuvieron una ubicación estratégica, dado que articularon a distintas subregiones del Occidente y fueron clave para el establecimiento y la consolidación de redes de intercambio. Debido a ello, el control de estos corredores geográficos fue importante para las sociedades del pasado.
En la región conformada por las cuencas de Sayula y Chapala convergen varios caminos y rutas naturales que marcan dos ejes: un eje norte sur, que conecta el centro de Jalisco, los Altos y el noroeste de México (Zacatecas y Durango) con el sur de Jalisco y con la costa del mismo estado, así como con Colima; y un eje este-oeste, que articula a las costas del norte de Jalisco, Nayarit y sur de Sinaloa con el oriente de Michoacán, el Bajío y el Centro de México. La cultura material de los asentamientos asociados a las cuencas jaliscienses demuestra que las comunidades prehispánicas aprovecharon estas conexiones, en distinta intensidad y durante diferentes épocas.
En la portada del artículo vemos unas figurillas estilo Cerro de García, tipo C, Jalisco. Fotos: Cortesía © Museo Amparo
Tomado de: Susana Ramírez Urrea (2024) Las cuencas lacustres del altiplano jalisciense, Arqueología mexicana, edición regular 189, pp. 34-39.