178. Malinalco, Estado de México. De la época prehispánica a la actualidad.

El INAH y la Conabio han desarrollado una estrategia de comunicación cuyo eje rector es el concepto de patrimonio biocultural. Para aterrizar estas ideas y poner en marcha esta campaña estratégica, se planteó la necesidad de contar con un proyecto piloto y se seleccionó a Malinalco, en el estado de México, por su localización, su biodiversidad, su densidad patrimonial y su contexto socioeconómico.

El nombre de Malinalco deriva de la palabra náhual malinalli, que se traduce como “hierba retorcida” y refiere a una de las plantas también conocida como “flor de zacate”. Desde su toponímico, Malinalco hace alusión a su flora y a su fundación mítica. Su ubicación geográfica, sus cerros, barrancas y valles intermontanos, el agua que emerge, escurre y corre por arroyos, su flora y fauna, han sido el lienzo sobre el que se ha entretejido su historia y forman parte de la memoria local. Por ello no es casual que el documento que muestra la integración del altépetl, llamado Códice Malinalco, se haya plasmado en piel de venado. Como tampoco lo es que el tlapanhuéhuetl, tambor cilíndrico vertical, rica y complejamente labrado con símbolos calendáricos, de guerra y de prestigio, y con piel de animal como superficie de percusión, se haya elaborado con maderas procedentes de otras latitudes, lo que evidencia intercambios con otros pueblos. En el valle de Malinalco se encuentran, tanto en su parte baja como en la serranía que le rodea, diversos vestigios arqueológicos de tipo habitacional o ceremonial, así como pintura rupestre, petrograbados y marcadores astronómicos. Desafortunadamente, este patrimonio cultural y natural ha experimentado el embate del desarrollo urbano y el saqueo de manera regular y creciente.

CONTENIDO

Reseñas, p. 9. Imágenes de Aztlán, Xavier Noguez, pp. 10-15. El grupo E de Uaxactún ¿observatorio astronómico?, Ivan Sprajc, pp. 16-23. La zona arqueológica del Templo Mayor (1913-1933), Leonardo López Luján, pp. 24-33. Malinalco y su patrimonio biocultural, Aída Castilleja González y María del Carmen Castro Barrera , pp. 34-37. Malinalco en la época prehispánica, Beatriz Zúñiga Bárcenas, pp. 38-43. El paisaje sagrado de Malinalco y Chalma, Carlos Galindo Leal, pp. 44-47. Códice Malinalco. Una pieza que faltaba en el tablero, Roberto Sandoval Zarauz, pp. 48-53. El poder, la sacralidad y los sentidos, Jeanette Favrot Peterson, pp. 54-61. El tlalpanhuéhuetl de Malinalco. Pasado, identidad biológica y conservación, Eduardo Andrés Escalante Carrillo, Laura M. Márquez- Valdemar, Euler Pedraza-Ortega, Solange Sotuyo, Tomás Villa Córdova, pp. 62-67. Desciframiento del  glifo emblema de Santa Elena, Tabasco. Apuntes históricos sobre un señorío maya del río de San Pedro Mártir, Guillermo Bernal, pp. 68- 75. Laca asiática y color mexicano en la cruz del nazareno de el puerto de Santa María (Cádiz, España), Ana García Barrios, pp. 76-81. La comunalidad de Oaxaca y el buen vivir, Alicia M. Barabas, pp. 82-83. Sacrificio de animales para el dios de la lluvia, Manuel A. Hermann Lejarazu, pp. 84-85. La piedra de Rosetta y el desciframiento de los jeroglíficos egipcios, Eduardo Matos Moctezuma, pp. 86-87. Como una piedra que rueda. 45  años de difusión en el Templo Mayor, Enrique Vela, pp. 88-90.