En Mesoamérica, al menos hacia el Posclásico Tardío, diferentes tipos de materiales y objetos funcionaron como medios de intercambio en los bulliciosos mercados.
Pocos eventos en Norteamérica son tan icónicos de los pueblos nativos como el powwow, una reunión de uno hasta cuatro días de danzas al compás de cantos y música de tambores.
Las principales órdenes para llevar a cabo las tareas de evangelización y enseñanza fueron, en orden de llegada, la franciscana, la dominica y finalmente la agustina.
La cuestión de la identidad chichimeca y culhua-tolteca parece determinante en el desarrollo de las relaciones entre Azcapotzalco, Tenochtitlan y Tlacopan.
La iconografía de Rivera es múltiple y altamente compleja. En la profusión de imágenes se traman significados polivalentes, tanto mensajes abiertos como cifrados, inabarcables en una breve descripción.
Desde la época prehispánica, las diferentes especies de víboras han tenido un lugar crucial en la cosmovisión de los pueblos y han desempeñado un papel sagrado.
El consumo del amaranto en la Nueva España disminuyó notablemente, tal vez por ser ajeno al gusto y usos culinarios de los españoles o por su horror al saber que la semilla tostada y reventada, de manera semejante a las palomitas de maíz, era mezclada con sangre de los sacrificados.