Los olmecas en Tabasco

Hernando Gómez Rueda

En varios sitios de Tabasco, principalmente en La Venta, se han localizado extraordinarias obras de arte escultórico de la cultura olmeca. El predominio regional y la evidencia patente en las esculturas de ese asentamiento indicarían los cambios políticos que precedieron al “colapso” de la civilización olmeca.

 

La cultura olmeca, considerada la primera civilización mesoamericana, es conocida principalmente por su extraordinario estilo artístico, plasmado sobre todo en esculturas en piedra. Piezas de talla monumental -como las cabezas colosales- y de formato menor -como las hachas votivas y figurillas- muestran, más allá de un depurado estilo artístico, contenidos en los que algunos autores ven una preocupación profundamente humanística y un afán de expresar el vínculo entre el hombre y los entes mitológicos que poblaron el cosmos olmeca.

Tabasco ha proporcionado algunos de los mejores ejemplos de este arte. En algunas localidades se han encontrado piezas olmecas, como el pectoral de La Encrucijada ejemplar típico por su materia prima (jade, en su variedad de nefrita) y ante todo porque muestra a un ser con características humanas y animales que constituye una de las representaciones fundamentales de la iconografía olmeca. Otras piezas provienen de sitios como Tenosique y Balancán, aunque el conjunto más destacado lo constituye el corpus escultórico de La Venta, sitio que fue el mayor centro regional de esa cultura.

 

Asentamiento y organización social

Entre 1500 y 400 a.C., el sistema de asentamientos olmecas se extendió y formó un gran semicírculo en la parte septentrional del istmo de Tehuantepec, que incluía Tres Zapotes, Veracruz -al occidente-, La Venta, Tabasco -al oriente-, y San Lorenzo, Veracruz, al centro. Además de estos tres sitios, considerados como las “capitales”, hay otros grandes asentamientos olmecas, como Las Limas y Laguna de los Cerros, ambos en Veracruz; de este último, localizado entre Tres Zapotes y San Lorenzo, provienen varias esculturas monumentales. Sin embargo, como lo indica la menor cantidad de esculturas y otros restos encontrados, esos dos asentamientos no tuvieron la importancia político-ideológica regional que es aparente en las capitales.

Los olmecas colonizaron una región de aproximadamente 23 000 km2 mediante la organización de unidades formadas por una gran aldea central y una serie de numerosos asentamientos menores dependientes. En este patrón “celular”, los centros se encontraban relativamente equidistantes, en áreas con una mayor concentración de recursos naturales: ríos, lagunas y tierras de inundación. De este modo, separadas por distancias de unos 40 km, cada gran aldea operaba como centro para una subregión que abarcaba aproximadamente 1 400 km2, en la cual se enconaban dispersos numerosos asentamientos menores o caseríos.

La caracterización de los centros olmecas como grandes aldeas no implica que no se tratara de sitios con una planeación precisa y una traza ordenada, así como con elementos urbanísticos y arquitectónicos muy sofisticados, reflejo de una estructura basada en una marcada diferenciación social y producto también de la riqueza que parecen haber acumulado los olmecas. Así, disponían de abundantes recursos de subsistencia, principalmente de las tierras inundables situadas a lo largo de los grandes ríos que cruzan la planicie costera del Golfo de México. Además del aprovechamiento de recursos locales, como sal, hematita, brea natural o chapopote y hule, entre muchos otros, esta abundancia permitió a los olmecas mantener extensas redes de intercambio. Así, incorporaron a su cultura material una amplia gama de bienes provenientes de regiones distantes, como obsidiana , serpentina, jade (en sus variantes de nefrita y jadeíta) y probablemente otros de naturaleza perecedera. Sociedades como la olmeca han sido denominadas cacicazgos, pues funcionaban mediante un sistema basado en el prestigio y autoridad de los jefes, en la circulación de la riqueza y los bienes, bajo un régimen de reciprocidad y obligaciones establecidas por alianzas y parentescos.

 

Hernando Gómez Rueda. Arqueólogo. Investigador en la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH. Director del Proyecto Arqueológico Izapa, Chiapas.

 

Gómez Rueda, Hernando, “Los olmecas en Tabasco”, Arqueología Mexicana núm. 61, pp. 18-23.

 

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