La obsidiana es un vidrio volcánico que al romperse produce fragmentos con bordes de un filo sin igual. Si bien se le utilizó en otras regiones del mundo antiguo, fue en Mesoamérica donde mejor provecho se le sacó y donde fue parte esencial de la vida cotidiana y de la economía. Toda vez que los yacimientos principales se encuentran en áreas determinadas, su dispersión por toda Mesoamérica sólo se explica en función de una amplia red de comercio.
El rasgo distintivo de la tecnología mesoamericana, y el que la hizo de tal manera eficiente que permaneció inalterada durante miles de años, es el uso de la técnica de presión. A partir de un núcleo trabajado con destreza con la ayuda de percutores de hueso o madera, se producían navajas delgadas y afiladas que se enmangaban y se utilizaban en una amplia gama de actividades. Se producían asimismo otros objetos utilitarios como puntas de proyectil, cuchillos y raspadores. Como otros materiales, la obsidiana no estaba exenta de valores simbólicos y se le utilizaba para fabricar figuras, vasijas, espejos, cuchillos para sacrificios y, principalmente en la zona maya, los llamados “excéntricos”.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique, “29. Cuchillo de obsidiana. Occidente de México”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 96, pp. 68-69 .