¿Cuáles serían los motivos de Ahuítzotl para emprender una obra tan esplendida en Malinalco? Posiblemente influyeron varios factores en esta decisión: en primer lugar, Ahuítzotl conocía Malinalco. De acuerdo con la crónica de Tezozómoc (capítulo 75), a su regreso de la batalla contra Teloloapan, Alahuiztlan y Oztuma, descansó unos días en Malinalco, durante los cuales recibió de los malinalcas toda clase de obsequios y atenciones. Por otro lado, de acuerdo con el origen mítico de Malinalco, existía un vínculo de parentesco entre ambas poblaciones. Adicionalmente, para entonces Malinalco ya era una población sujeta, por lo que se garantizaba la seguridad del centro ceremonial.
Pero quizá un motivo especial fue que Ahuítzotl –como sabemos por fray Diego Durán– siempre recompensó con generosidad a los guerreros que participaron en sus batallas y se caracterizó por su capacidad para exhortarlos en los momentos difíciles de las campañas militares. Después de las largas batallas de Alahuiztlan y, sobre todo, la campaña hacia el Soconusco, el ejército mexica se encontraba cansado, los enfrentamientos eran cada vez más cruentos, la disciplina militar se había relajado y los saqueos se intensificaban.
Por tanto, un centro con las características del que planeó Ahuítzotl en Malinalco serviría para recompensar y reconocer a los militares, particularmente a las prestigiosas órdenes de guerreros águila y ocelote y, al mismo tiempo, para reavivar el ímpetu guerrero de manera disciplinada.
El monumento emblemático del centro ceremonial de Malinalco es el cuauhcalli, “casa de las águilas”. Todos sus componentes fueron cuidadosamente labrados sobre la roca del cerro. Dos efigies de felinos custodian la base del monumento, mientras que, en la parte superior, en el interior del templo, sobresalen las figuras de tres águilas y un ocelote.
El destacado lugar de estas representaciones en el monumento manifiesta claramente la relación del centro ceremonial con las órdenes militares de los guerreros águila (cuauhtli) y ocelote o jaguar (océlotl), que conformaban la organización militar de los cuacuauhtin, considerada la de mayor rango y prestigio en la sociedad mexica, y de aquí derivó la fusión de cuauhtliocelotl, nombre utilizado para referirse a “los hombres valientes, esforzados y diestros en la guerra”.
Imagen: Interior del cuauhcalli. Esculturas de águilas y un jaguar, animal que estaba relacionado con los curanderos y brujos. Foto: Clara Chávez / Visionesxcitlalli.
Beatriz Zúñiga Bárcenas. Arqueóloga por la ENAH. Maestra en diseño para la rehabilitación, recuperación y conservación del patrimonio construido de la UAM-a. Investigadora del Centro INAH Estado de México.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Zúñiga Bárcenas, Beatriz, “Malinalco en la época prehispánica”, Arqueología Mexicana, núm. 178, pp. 38-43.