En documentos etnohistóricos del siglo XVI se aprecia la importancia que tenía el amaranto o huauhtli en la dieta de los pobladores del Altiplano Central de México. Los restos arqueológicos de amaranto indican un uso todavía más extenso por parte de las poblaciones prehispánicas. Los restos botánicos arqueológicos de mayor antigüedad en Mesoamérica identificados como Amaranthus spp. son inflorescencias y semillas desecadas (no carbonizadas), recuperadas en el transcurso de excavaciones realizadas bajo la dirección de Richard S. MacNeish en el valle de Tehuacán, Puebla. Corresponden a un largo periodo: desde por lo menos hace unos 9000 años hasta el siglo XVI. Otros ejemplares reportados en la literatura pertenecen a ocupaciones más recientes: Zohapilco (Tlapacoya), ca. 5000 a.C.; Terremote-Tlaltenco, ca. 400-200 a.C.; Loma Torremote, ca. 650-300 a.C.; Cuanalan, ca. 300 a.C.-120 d.C., y Teotihuacan, ca. 100-600/650 d.C. Así como diversos sitios del Posclásico en la Cuenca de México.
Tomado de Emiliy McClung de Tapia, “El punto de vista arqueológico”, Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 22 - 25.