Captura de Cuauhtémoc y caída de Tenochtitlan

El 13 de agosto de 1521, tras deliberar con su Consejo, Cuauhtémoc decide rendirse a los españoles con el fin de evitar más sufrimientos. En su concepto, esta rendición implicaba que Tenochtitlan sería vasallo del rey de España y estaría obligado a pagarle tributo, no podía imaginar que lo que estaba por suceder era la desaparición del mundo en el que su pueblo había alcanzado un poder y esplendor sin parangón en estas tierras.

 

Según las versiones de los españoles, Cuauhtémoc fue tomado prisionero por el capitán español Garcí Holguín cuando huía de Tlatelolco en una canoa y fue llevado ante Cortés, quien le exigió su rendición. Sólo en las crónicas españolas se menciona el famoso pasaje en el que el tlatoani vencido pide a Cortés que lo mate con su puñal, pues su misión, la de de luchar por su pueblo, había terminado.

En opinión de Eduardo Matos, lo que Cuauhtémoc solicitó en realidad, considerando la concepción mexica al respecto, era que se le sacrificara, es decir, que se le diera muerte ritual. Cortés, ajeno a esos conceptos y confundido por los intérpretes, quienes le indicaron que lo que el mexica simplemente quería era que lo mataran, se negó. Esto seguramente provocó desconcierto y desazón en el tlatoani, que se veía privado de lo que para él representaba al final de cuentas una obligación y un honor: morir en ofrenda a sus dioses.

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Tomado de Enrique Vela, Arqueología Mexicana, Especial 40,  Los tlatoanis mexicas. La construcción de un imperio.