Cempoalxóchitl y Días de Muertos

Miguel Ángel Serrato Cruz

Cempoalxóchitl y Días de Muertos

Pueblos como Escolín (totonaco), Míxquic (náhuatl), Oxcutzcab (maya), Taxhuandé (otomí) y Pátzcuaro (purépecha) evocan el pasado prehispánico de México e ilustran la policromía cultural actual. Estos pueblos celebran los Días de Muertos (animechakejtzitakuca: purépecha; míccaílhuitl: azteca; ninín: totonaco, y xantolo: huasteco) con ofrendas florales, entre las que destacan las de cempoalxóchitl o flor de muerto, planta mexicana que tradicionalmente se siembra o se recolecta y se encuentra adaptada desde el nivel del mar hasta los 2 800 m de altitud, en variados climas y sitios de México. Evidencia de la relación de los grupos mesoamericanos con esta planta son los vocablos indígenas para referirse a ella: apátsicua (purépecha), caxyhuitz (huasteco), cempoalxóchítl(náhuatl), chaut (tepehua), expujuj (maya), guie’ bigua’ (zapoteco), ita-cuaan (mixteco), kalhpu 'xa 'm (totonaco), jondrí (otomí), majk' py (mixe), musajyó (zoque), piid mbaj (huave). Los días lo. y 2 de noviembre se destinan al culto a los muertos en casi toda América y la parte de Europa donde se estableció el catolicismo. Los antecedentes provienen del siglo IX, con la propuesta del Papa Gregario IV para que en Europa se celebrara a los seres queridos finados. En Francia, España, Portugal, Italia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Argentina, Uruguay, Perú, Chile y algunas partes de Brasil, el segundo día de noviembre es día de asueto y se dedica a llevar flores diversas al cementerio. En los países europeos se ofrendan claveles, crisantemos y rosas.

Con la llegada de españoles y portugueses a América en el siglo XVI, hipotéticamente esta celebración sería adoptada por los grupos indígenas convenidos al cristianismo; sin embargo, algunas fuentes etnohistóricas consignan que los pueblos prehispánicos tenían un amplio desarrollo cultural tanto en el culto a la muerte como en el uso de las flores. Para la investigadora Johanna Broda, el 2 de noviembre se simboliza la terminación del ciclo agrícola y estacional mediante la abundancia de ofrendas con vegetales y comida. En este trabajo se presentan los antecedentes etnohistóricos sobre el cempoalxóchitl y el conocimiento tradicional actual de estas plantas, empleadas en los Días de Muertos.

 

Fiestas prehispánicas y uso del cempoalxóchitl

Haciendo corresponder el calendario solar prehispánico de 365 días (18 veintenas y cinco días adicionales) con el calendario gregoriano adoptado por los españoles en 1583, vigente hasta el presente, y con base en la información que presenta Sahagún, se puede deducir que el uso de flores ocurría desde la tercera veintena, tozoztontli (marzo-abril), aunque entre ellas no estaba el cempoalxóchitl. En las veintenas de junio a septiembre: tecuilhuitontli, huey tecuílhuitl, tlaxochimaco o miccaílhuitl ("fiesta de los muertitos"), xócotl huetzi o huey miccaílhuitl y ochpaniztli, se utilizaban flores de cempoalxóchitl en las más diversas formas: racimos, guirnaldas, sartales, cadenas, estandartes, ya fuera para ofrecer a las personas o para adornar patios, estatuas en los templos y nichos en las casas. En cambio en las veintenas que caían entre fines de septiembre y noviembre: teotleco, tepeílhuitl y quecholli, se recordaba y festejaba a los muertos en las tumbas, aunque no se utiliza ha el cempoalxóchitl. De todo esto se deduce un cultivo intensivo de esas plantas, que no siempre se relacionaba con el culto a la muerte, especialmente con el Día de Muertos actual.

La siembra de almácigos para el trasplante del cempoalxóchitl, ilustrada en el Códice Florentino, es en la actualidad una práctica común en el Altiplano y en otros lugares de México y ocurre entre junio y julio; la obtención de flores se concentra siempre en la última semana de octubre, con algunas excepciones.

 

Miguel Ángel Serrato Cruz. Doctor en ciencias en genética vegetal por el Colegio de Posgraduados en Ciencias Agrícolas. Trabaja en el Departamento de Fitotecnia de la Universidad Autónoma Chapingo. Tiene numerosas publicaciones nacionales e internacionales sobre el cempoalxóchitl y es miembro del SNICS y del SINAREFI.

 

Serrato Cruz, Miguel Ángel, “Cempoalxóchitl y Días de Muertos”, Arqueología Mexicana, núm. 68, pp. 70-73.

 

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