Contenido
El contenido de este códice, uno de los más importantes del Grupo Borgia, es básicamente calendárico y ritual. Es decir, se trata de un almanaque adivinatorio. De acuerdo con Maarten Jansen (2001), contiene los siguientes elementos, comunes a los otros códices del grupo: un tonalpohualli (calendario ritual de 260 días), los 20 signos de los días con sus símbolos y patronos, los 20 periodos de 13 días con sus respectivos patronos, los nueve señores de la noche, los cuatro árboles del mundo, los cinco periodos de Venus y sus efectos negativos en los distintos sectores sociales, pronósticos sobre el destino de recién nacidos y matrimonios en función de sus nombres calendáricos, y las cinco advocaciones del dios de la lluvia asociadas con los puntos cardinales. Contiene además algunas secciones que no aparecen en aquellos otros documentos como la de los nueve bebedores de pulque asociados con un periodo de 52 años.
Fecha de elaboración
No se conoce con precisión aunque, según Carmen Aguilera (2001), este documento como los otros del grupo pudo haberse elaborado en el Posclásico.
Lugar de origen
Se desconoce con exactitud su lugar de origen. Si bien, de acuerdo con Carmen Aguilera, por su estilo pictográfico puede situarse, como el resto de los códices del Grupo Borgia, en una región que abarca Puebla, Tlaxcala y los linderos con la Mixteca.
Breve historia del códice
Anders y Jansen (1993) señalan que es posible que haya llegado a Italia en compañía de otro códice poco después de 1565. La primera referencia a este documento se encuentra en un trabajo de 1589 de Michele Mercati sobre los obeliscos de Roma. En un inventario realizado entre 1596 y 1600 se indica que para entonces ya se encontraba en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Se le consignó como una obra sobre Indorum cultus, delineamenta, et effigies…, “Religión de los indios, descripción e ilustración…”, lo que muestra que desde entonces se sabía de la naturaleza religiosa del documento.
En el siglo XVII. Athanasius Kircher incluyó en su obra sobre escrituras antiguas (Oedipus Aegyptiacus) un dibujo de la página 96 acompañado de una interpretación errónea. Después de esta mención ningún investigador lo consultó y no se sabía en donde estaba exactamente hasta que en 1785 José Lino Fábrega lo localizó de nuevo en la Biblioteca Apostólica Vaticana.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Vela, Enrique, “Códice Vaticano B”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 31, pp. 34-37.