Cultura de Izapa

Enrique Vela

En el Preclásico Tardío (400 a.C.- 200 d.C.) se consolidó en varias regiones la práctica de elaborar esculturas de gran formato cuyo fin esencial era la exhibición pública de temas relacionados con la religión y el gobierno. El ejemplo más notable es la cultura de Izapa, un sitio en el que, además de una abundante arquitectura pública, hay un numeroso conjunto de esculturas que marcan el inicio de la tradición del complejo estela-altar, antecesor del que fue común entre los mayas del Clásico. De hecho, algunos autores consideran que la cultura de Izapa es una transición entre las culturas olmeca y maya. El apogeo de Izapa ocurrió entre 500 a.C. y 100 d.C., cuando se construyeron la mayoría de los edificios y plazas y se esculpieron más de 50 monumentos. Al parecer, el surgimiento de Izapa está relacionado con el pródigo ambiente en que se encuentra; además estuvo situada en un lugar que le permitió controlar la red de comercio regional que existió en el periodo olmeca.

Después de este apogeo, Izapa permaneció como un asentamiento menor por cerca de 1400 años, hecho que parece estar asociado a que los monumentos de Izapa siguieron siendo apreciados y que el sitio, de algún modo, era lugar de peregrinación. Las estelas de Izapa fueron grabadas con complejas escenas simbólicas, en un estilo que preludia el de los mayas, aunque prácticamente no contienen numerales o glifos. El motivo más usual en las escenas son seres humanos y animales. En algunas se muestran gobernantes ataviados como deidades realizando actividades rituales, como el ofrecimiento de sangre o incienso, en otras se observan escenas míticas que serían comunes en el arte de épocas posteriores.

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.

Vela, Enrique, “Cultura de Izapa”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 34, p. 29.