El catálogo para el Anahuacalli

Renato González Mello

En memoria de Alfredo López Austin

Ana Teresa Ordiales

A partir de 1941, cuando se publicó el primer catálogo de su colección de arte prehispánico, Diego Rivera comenzó a desplegar diferentes estrategias para hacer pública su labor como coleccionista. Comenzó los planes para construir lo que terminaría por convertirse en el Museo Anahuacalli, y prestó su colección para sendas exhibiciones en México, particularmente “Arte precolombino del occidente de México”, inaugurada en 1946 en el Palacio de Bellas Artes.

En el catálogo de la exposición, el conocido especialista alemán Paul Kirchoff, que para entonces ya había publicado su texto sobre los rasgos culturales de Mesoamérica, afirmó que el arte de las antiguas culturas del Occidente sólo podía calificarse como “realista”, pues “la representación se reduce a seres humanos como tales, imitando cuidadosamente sus rasgos físicos, sus vestiduras, adornos y armas, posturas y actitudes”.

Posiblemente llegó a esa conclusión por la característica que más llamó la atención de los modernos: lo que parecían representaciones de la vida cotidiana en las figuras y conjuntos de cerámica encontrados en las tumbas de tiro de Nayarit, Jalisco, Michoacán y Colima. Pero también es muy posible que en esta caracterización estilística, Kirchoff haya aplicado una categoría que más bien hubiera sido aplicable a la pintura de Rivera, que en los años cuarenta decoró los pasillos del Palacio Nacional con representaciones de diferentes culturas precolombinas.

El panel que se refiere a las culturas del Occidente mexicano traspone algunas de sus figuras de barro hacia los tableros al fresco (Toscano, Kirchoff y Rubín de la Borbolla, 1946, pp. 67-68). Las expectativas que Rivera depositó en esta colección requirieron de un estudio bastante complejo, y lo llevaron a reunir un inventario dibujado de las piezas. Los dibujos estuvieron a cargo de una de sus ayudantes: Ana Teresa Ordiales, aunque la intervención de Rivera puede adivinarse en algunos de los dibujos, que se conservaron recortados y pegados unos sobre otros (la atribución la hace Susana Herrera Aviña, 2007).

Imagen: Diego Rivera-Ana Teresa Ordiales, ca. 1955: Izquierda: Estudio de figura zoomorfa del Occidente de México, grafito y lápiz de color sobre papel. Colección particular. Derecha: Estudio de figura prehispánica del Occidente de México, lápiz sobre papel. Colección particular. Fotos: © Francisco Kochen, tomadas de Diego Rivera. Coleccionista, 2007.

Renato González Mello. Doctor en historia del arte por la UNAM. Curador del Museo Carrillo Gil (1989-1992), Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

González Mello, Renato, “Ana Teresa Ordiales”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 105, pp. 64-65.