La Mesa del Tonati –hoy Mesa del Nayar–, núcleo político-religioso de los coras, era, primero, el sitio en cuyas proximidades se encontraba la cueva de Tuakamuta –esto es, el adoratorio de las cuatro momias que se ilustran en la “Estampa”, y que son descritas por fray Antonio Arias de Saavedra; segundo, el lugar central de la sierra del Nayarit o Gran Nayar, la ranchería desde donde los indígenas rendían culto al sol, y tercero, la morada del Tonati.
Este personaje –el tonati– era el jefe supremo del Gran Nayar; aunque nunca operó unilateralmente en la toma de decisiones, sí era el cacique más importante, por la posibilidad de llegar a formar parte de la dinastía de los tonatis, pues si al morir su cadáver se momificaba, sustituiría a la momia más antigua de dicha cueva. De tal forma que contaba con el carácter de futura deidad.
La “Estampa” es un dibujo de clara factura indígena. Los coras colocan el oriente arriba. El punto por donde sale el Sol es el más importante. Aquí se han plasmado aspectos esenciales de la cosmovisión indígena que rigen hasta nuestros días: el quincunce como cosmograma, las deidades a las que rinden culto, la lucha cósmica entre las fuerzas luminosas y las del inframundo, los ciclos rituales vinculados con los ciclos de la naturaleza, el simbolismo de las culebras de agua (los tornados)…
Por un lado está el movimiento cotidiano del sol, pero además está el tránsito estacional del sol a lo largo del año.
En la “Estampa” queda claro que la Piedra Blanca de San Blas es el marcador del solsticio de invierno y el hecho está suficiente mente confirmado por testimonios y prácticas rituales. Por otro lado, después de cotejar las dos versiones del informe de Arias de Saavedra y tras el análisis de los datos aportados por mapas y varias fuentes documentales, propongo que el poniente –por donde se pone el Sol en el equinoccio de primavera, el 21 de marzo (señalado aquí con Nicanori)– y el interrumbo cuya “entrada del sol” es el 21 de junio, durante el solsticio de verano (representado por Narama), corresponden a la desembocadura del río San Pedro y a las salinas de Olita, respectivamente. La Piedra Blanca para los coras del siglo XVII , era la Uxuu (Mujer Criatura); actualmente en cora se le denomina Niyekuari Wawatana (Mi Abuela, La que Tiene Mucha Agua) y en huichol Tatei Haramara (Diosa del Mar y Reina del Maíz de los Cinco Colores).
La distorsión que se aprecia en la distancia que separa a Nicanori y Narama, respecto a la que hay entre Nicanori y Uxuu, se debe a que los indígenas se acomodan de acuerdo con el paisaje. Es la adecuación del concepto del cosmograma a la geografía del entorno real.
En la versión “tradicional” más ampliada del cosmograma –“tradicional” en el sentido de que se puede ampliar progresivamente–, también se ve esta distorsión proyectada en la realidad geográfica.
Tomado de Laura Magriñá, “Los coras y la Piedra Blanca de San Blas, Nayarit (siglos XVI-XXI)”, Arqueología Mexicana núm. 121, pp. 30-37.
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