El mä’ätsy o machucado

María del Carmen Castillo Cisneros y Raquel Diego Díaz

Mä’ätsy: hacer y deshacer en la culinaria ritual ayuujk

Elevado y escarpado es el paisaje que arropa las tierras altas de la región mixe. Los ayuujk jää’y, como se nombran a sí mismos los mixes en su lengua, son los habitantes de una nación dinámica y heterogénea que se suma a la vasta pluriculturalidad de México. Custodiado por el cerro Zempoaltépetl o Iixpyxyujkp, cerro de las veinte divinidades, el municipio de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, mantiene una vida ritual activa que vincula al ser humano con distintos seres (ancestros, muertos, fenómenos atmosféricos, seres míticos) para lograr el equilibrio necesario entre la tierra, la vida y el trabajo.

Dentro de su ritualidad, las preparaciones alimenticias –acompañadas de códigos compartidos y reproducidos desde el tiempo de los abuelos sobre qué es lo que se come, quién lo prepara, para quién está destinado y cómo es elaborado– desempeñan roles significativos que van más allá de satisfacer la necesidad biológica de un cuerpo por ser alimentado. La comida, junto con sus colores, texturas, olores y formas, es bocado clave de la cosmovisión compartida por este pueblo. Por ello, hay comidas específicas para cada momento, combinaciones especiales, tiempos y técnicas concretas que marcan particularidades a la hora de poner en escena la ritualidad.

En momentos de agradecimiento a la tierra, a la vida y al trabajo se ofrenda al kojpk, cima de la montaña y espacio que representa al mismo tiempo, la raíz y el origen para los ayuujk. Ir a su encuentro, lo cual se conoce como kojpk pääjtïn, revitaliza las relaciones de reciprocidad que las mujeres y los hombres del maíz (moojk jää’y) mantienen hasta hoy día con sus divinidades. Dicho encuentro no implica subir solamente una montaña, es un acto que forma parte de una serie de elaboradas actividades, ofrendas y comidas que condensan una especial forma de relación con la madre tierra. El mä’ätsy o machucado es un platillo compartido por los humanos que marca el final de cualquier compromiso o jotmay ritual. Simboliza gratitud a los familiares y colaboradores que apoyaron en el mismo, al tiempo que sirve para desear salud, bienestar y recordar que la milpa y los cultivares que de ella derivan unen a los mixes en las distintas celebraciones del ciclo de vida. No es casualidad que la forma en que se presenta el mä’ätsy evoque la del cerro sagrado ni que la salsa que lo baña tenga ese color rojo atribuido al majääw o fuerza que se busca intercambiar con las divinidades para continuar con la vida.

 

María del Carmen Castillo Cisneros. Doctora en antropología social por la Universidad de Barcelona y profesora investigadora del INAH. Obtuvo el Premio Fray Bernardino de Sahagún a mejor tesis de doctorado en 2015. Actualmente desarrolla el proyecto “Etnografías de la cultura alimentaria” en Yucatán.

Raquel Diego Díaz. Originaria de Santa María Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca. Antropóloga social egresada de la ENAH. Trabajó en procesos de enseñanza aprendizaje del ayuujk en el Departamento de Lenguas Indígenas de la ENAH. Forma parte del emprendimiento colectivo Moojkkaaky, comidas de maíz.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Castillo Cisneros, María del Carmen y Raquel Diego Díaz, “Mä’ätsy: hacer y deshacer en la culinaria ritual ayuujk”, Arqueología Mexicana, núm. 168, pp. 50-55.