El Monte Sagrado

 

El poder que se representa con tanta fuerza en la Plaza Principal de Monte Albán es un poder sagrado, que va más allá de las capacidades y escala humanas, cuya expresión física estuvo presente para trascender los tiempos y los hombres.

Monte Albán es la encarnación del monte sagrado (López y López, 2009, p. 21) y la Plaza Principal su corazón, su axis mundi. En la Plaza Principal se vive el espacio sagrado, el espacio de los dioses, donde los humanos ofrendan y reciben doctrina y protección divinas. De esta manera, la escala monumental de sus construcciones le otorga constantemente al humano esa condición sacra (Jansen y Pérez, 2007, p. 53). Hoy en día, es el ejemplo arqueológico de un espacio físico que fue elemento indispensable en las ciudades mesoamericanas; así entendido, se define el espacio sagrado como un componente urbano, cuya característica fue enmarcar la arquitectura del poder. Sin duda, en Monte Albán estamos frente a la consolidación de ese concepto mesoamericano.

 

Tomado de Nelly M. Robles García, “Monte Albán”, Arqueología Mexicana núm. 107, pp. 34-38.

 

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