Palenque se construyó en una meseta.

La imagen de la ciudad fue preconcebida por las elites.

Chiapa de Corzo fue fundada por una población mixe-zoqueana.

Monte Albán es la encarnación del monte sagrado (López y López, 2009, p. 21) y la Plaza Principal su corazón, su axis mundi.

Fue siempre una urbe en constante crecimiento poblacional; para atender las demandas alimenticias se construyó un sistema de terrazas de cultivo y de campos levantados. 

La ciudad tiene el papel de centro del poder económico, político, social y religioso de cualquiera de las variantes mencionadas.

Para levantar el cielo, las dos serpientes se entrelazaron e irguieron, conformando el gran árbol cósmico dual. Este árbol cósmico que une las fuerzas opuestas del cielo y de la tierra, representa también los cuatro pilares que sostienen el firmamento en las esquinas.

Las excavaciones en el antiguo asentamiento zoque de Chiapa de Corzo (Chiapas) han revelado evidencias fundamentales para aclarar sus orígenes y la presencia local de un liderazgo temprano.

Monte Albán se concibe como una gran obra que implicó la convocatoria de muchos talentos en torno a un objetivo común.

Su silenciosa pero imponente presencia fue motivo de curiosidad, admiración, interés científico e, inclusive, codicia.

La antigua ciudad de Palenque se localiza en la porción noroccidental de las Tierras Bajas mayas.

Hasta el momento se han aceptado seis áreas en el mundo en las que se presentó el fenómeno de la ciudad con la complejidad que esto implica.

Tenochtitlan fue sintesis de obras hidráulicas, de ingeniería y arquitectura.

El Tajín llegó a albergar entre 5 000 y 20 000 habitantes.

Recientes descubrimientos proporcionaron nuevos datos cruciales con perspectivas novedosas de la “ciudad de los dioses”.