El origen del mundo

Rafael Tena

La cosmogonía religiosa mexica es la parte del estudio de la religión que nos dice cuáles eran las creencias de los mexicas acerca del origen del mundo. En este primer apartado se narran las vicisitudes del mundo en el transcurso del tiempo.

La eternidad original, el tiempo primordial y el tiempo actual se enlazan en una continuidad, que es simultáneamente lineal (porque los hechos no se repiten) y cíclica (porque los acontecimientos se ajustan, sin embargo, a un “patrón recurrente”).

Tezcatlipoca y Quetzalcóatl son los dioses creadores por excelencia; ellos hicieron el universo, o sea, el cielo, la tierra, las aguas, el sol y el fuego, el tiempo y las edades del mundo, y el inframundo, con sus respectivas deidades. En la religión mexica tardía se advierte una suplantación gradual, por la que se estaban adjudicando a Huitzilopochtli los atributos y las funciones que tradicionalmente habían correspondido a Tezcatlipoca.

Antes de la edad presente, hubo cuatro edades en que vivieron humanidades no tan perfectas como la actual, las cuales se alimentaban con frutos vegetales no tan perfectos como el maíz. Estas cuatro edades reciben en las fuentes el nombre de “soles” y son, sucesivamente: 1) el sol de jaguar o de tierra, 2) el sol de viento o de aire, 3) el sol de lluvia de fuego, y 4) el sol de agua. Notemos, de paso, que se trata de los cuatro elementos postulados por los filósofos griegos como esencias de la materia. Cada una de estas edades sucumbió a causa de un cataclismo provocado por luchas entre los mismos dioses, principalmente entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, los cuales, no obstante, se encargaron cada vez de restaurar el orden cósmico perdido.

 

Rafael Tena. Maestro en historia por la Universidad Iberoamericana e investigador de tiempo completo en la Dirección de Etnohistoria del INAH. Su campo de interés académico es la historia, la cultura, la lengua y la literatura de los antiguos nahuas del centro de México.

Tena, Rafael, “La religión mexica”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 30, pp. 6-23.